Los mecanismos naturales
Primeras nociones de los mecanismos naturales
Existen una cantidad de elementos comunes en la naturaleza de los mamíferos.
La manera en que se desatan los instintos de padres y cómo se forman o rompen los lazos con los hijo.
El tipo de estructura pedagógica y de entendimiento.
El sistema de normas y penalidades sociales.
Todo nos hace ver que estamos en presencia de una conducta innata. El comportamiento que controla nuestras capacidades como padres cuenta con herramientas sólidamente grabadas en nuestra memoria genética.
Nos asombra ver cómo una perra primeriza cría a sus hijos sin necesidad de que nadie le enseñe como hacerlo, y sin embargo la hembra humana esta en condiciones de hacerlo si pudiéramos quitarle de encima la carga que le impone la conducta social, las malas influencias del entorno que no hacen otra cosa que complicar su normal desenvolvimiento, haciéndola sentir torpe como madre cuando en realidad tiene consigo un perfecto manual para comportarse como una experta.
En los primeros meses
Pongamos un ejemplo. Muchas personas rodean a la madre para explicarle cómo debe hacer para querer más a su hijo, cuál es la mejor manera de crear un fuerte lazo. La ayudan a parir, le bañan su bebe, lo alojan en una nursery, y se lo prestan de a ratos delicadamente arropado y perfumado. Todo esto para que resulte agradable tenerlo y para que no la moleste en su descanso, porque si ella es molestada por su hijo permanentemente en ese estado, se cree que puede arruinar la buena relación maternal, rechazando inconscientemente a su bebe a causa de su agotamiento.
Una hembra sin estas influencias pare a su cría y la limpia ella misma, ese primer contacto desata un lazo que pone en marcha el resto de su programa genético, sus instrucciones de madre.
El cachorro queda con la madre, nadie lo quita ni ella lo permite.
Veremos en este libro cómo se desatan entonces los mecanismos maternales paso a paso.
Pero no pretendo convencerte de que debes parir sin ayuda ni limpiar a tu bebe. Lo que pretendo es que solo aceptes la ayuda, pero dentro de lo posible que no sean desperdiciados los primeros minutos fundamentales de tu hijo aislándolo de ti. Cuanto más cerca lo tengas mejor será su desarrollo y tu relación con él.
Iremos analizando esto paso a paso, pero ahora veamos un ejemplo de cómo puede influir, a qué grado puede llegar, este tipo de mecanismo.
A una clínica ginecológica llegó en 1974 una mujer con un embarazo a término declarando que quería dar a su bebe en adopción, ya que bajo ningún punto de vista le interesaba conservarlo. Decía no estar preparada para la maternidad, que arruinaría su vida y la del niño, y que por lo tanto era mejor que otra mujer mejor predispuesta lo tuviera.
El profesor de ginecología, de quien no se da su nombre, decidió realizar un experimento con resultados muy reveladores.
Lo usual en estos casos, que son muy frecuentes, es retirar el bebe recién nacido sin que la madre tome contacto con él, colocarlo en incubadora y ubicarlo con una familia adoptiva sin que la madre biológica nunca sepa su destino.
En este caso el médico no retiró el bebe luego del parto, sino que lo dejó con la madre varias horas.
Posteriormente le indicó que debería cuidarlo unos días porque no había encontrado aún a la familia adoptiva adecuada. No lo dejó con la madre 6 veces al día por 20 minutos para su amamantamiento, como es regular, sino un total de 5 horas diarias. En esos lapsos lo entregaba completamente desnudo, solo con una protección en el cordón umbilical. Así permanecía largos ratos en estrecho contacto corporal con la madre en su cama.
Al cuarto día el médico entró a la habitación para pedirle el bebe diciéndole que por fin había encontrado a una familia ideal para él, y que sería dado en adopción de inmediato como ella había pedido.
La mujer se negó rotundamente, aduciendo que era su hijo y que no había fuerza en el mundo capaz de arrebatárselo.
Durante los siguientes 6 años el profesor hizo un seguimiento de la madre y su hijo de manera discreta.
Realizó observaciones de la madre y el niño en sus paseos sin que se dieran cuenta, hizo consultas a parientes, amigos y al propio médico de cabecera. Todos coincidieron en una sola cosa: era la mejor madre que podría tener un niño.
La misma madre que no tenía ningún interés por su bebe, que quería deshacerse de él inmediatamente después del parto, se había convertido en una madre luchadora y abnegada, con un lazo tan firme como una madre animal. La causa sin dudas, fueron los mecanismos puestos en marcha durante esos 4 días de experimentación en la clínica, mediante el método natural de creación del lazo materno.
No es este el único software instalado en la madre como parte del paquete básico de sus utilitarios. La mujer cuenta como todas las madres animales con un esquema pedagógico perfecto, capaz de hacer que un niño aprenda rápidamente a sobrevivir en un medio hostil.