Autoestima

La autoestima va ligada al autoconcepto y la podemos definir como la dimensión evaluativa de diversos aspectos de nosotros mismo, si la evaluación es positiva, tendremos una autoestima alta, en caso contrario la autoestima será baja, pero veamos como afecta esto a los adolescente.

En la niñez la autoestima había adquirido un aspecto multidimensional, es decir, niños y niñas se valoraban a sí mismos de forma diferente en distintos dominios como el aspecto físico, el rendimiento académico o las relaciones con los padres y los amigos.

Este proceso continua en la adolescencia, entrando en juego nuevas valoraciones como las relaciones afectivos-sexuales, la orientación profesional o el atractivo físico.

En la etapa adolescente podemos encontrar diferentes tipo de autoestima, entre ellas:

Autoestima parcial: teniendo en cuenta la multidimensionalidad, una chica puede sentirse satisfecha en la dimensión académica debido a que saca buenas notas y al mimo tiempo, tener una valoración negativa de su aspecto físico lo que le lleva a sentirse insegura en las relaciones personales o con chicos.

Autoestima global: que dependerá tanto de las competencias de los adolescentes como de la importancia que atribuyan a cada dimensión de la autoestima.

Así, un chico con altas capacidades para la actividad física y que tiene bajas calificaciones académicas puede tener una autoestima global alta si le da mucha importancia a la condición física y poca importancia al rendimiento académico.

En este aspecto, podemos encontrar diferencias en función del género, ya que sí para las chicas el atractivo físico o las habilidades interpersonales son lo que mejor predice su autoestima global, entre los chicos las habilidades deportivas o el sentimiento de eficacia ocupan un lugar prioritario.

Las relaciones con los padres va a influir de manera notable en el desarrollo de la autoestima a pesar de que las relaciones con los iguales va ganando terreno.

Aspectos como la cohesión familiar, el grado de afecto entre padres e hijos y una percepción positiva por parte de los padres sobre su hijo o hija favorecerá en la medida de lo posible una autoestima positiva.

El estilo educativo que presneten los padres va a ser otro factor decisivo, siendo el estilo democrático el más positivo para el desarrollo de la autoestima.

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