Problemas de la lactancia - Video
La mayoría de los problemas de la lactancia son por la mala colocación del bebé al pecho. Cuando los pezones duelen, es lo primero que hay que analizar.
El bebé no quiere ponerse el pezón en la boca
Lo más importante es la paciencia. Para estimular el reflejo de succión basta con una caricia en la mejilla. Al hacerlo el bebe vuelve la cabeza hacia el pezón y abre la boca. Estimula con el dedo índice el labio superior del pequeño y el paladar de forma que haga el gesto de disponer a mamar.
Pezones doloridos y grietas
Los pezones doloridos y las grietas se evitan estando siempre alerta a que mientras está en el pecho, el pequeño tenga todo el alveolo del pezón en la boca. En el momento en que mueva el labio inferior, la lengua debería estar claramente entre el pecho y el labio. En ese caso, el pezón se encuentra contra la parte blanda del paladar del bebé, por lo que resulta imposible que quede aplastado entre sus mandíbulas. Por otra parte es importante que el bebe se encuentre bien colocado, de modo que tenga el pezón. Si el bebé chupetea el pezón, lo mejor es separarlo y volverlo a poner al pecho. Las rozaduras, las grietas o las ampollas pueden hacer un daño terrible. Si la madre sufre de ellos lo mejor es hacer una pausa y sacarse la leche con el sacaleches hasta que las heridas estén curadas.
Pezones sangrantes
Un poco de sangre no hace daño al bebé. En la medida en que la succión en el pezón sea tolerable es posible continuar poniéndose el bebé al pecho. Puede ocurrir que las deposiciones tengan un color más oscuros. No hay que asustarse tampoco por el color de la leche que se da. Hay bebés que parecen tener náuseas con la sangre del pezón.
A veces da la impresión de que la sangre no desaparece por sí sola, en estos casos es aconsejable sacarse durante un tiempo la leche y dejar que los pezones cicatricen.