El director, imprescindible

El director es una figura reciente en la historia del teatro. Antes del siglo XIX, se montaban las obras del teatro a partir de las sugerencias y aportaciones de cada componente del grupo y los consejos de alguno de los más experimentados o preparados. En la puesta de escena existía hasta cierta competencia entre los diferentes actores por destacar sus habilidades.

Durante la edad Media, la figura del director no existía. Las representaciones teatrales, como los autos (de los Reyes Magos,…) o las danzas (la de la Muerte) tenían mucho de ritual y los rituales tenían una forma socialmente conocida y aceptada. No era necesario incorporar nuevas ideas. En la Comedia del´Arte, los personajes eran fijos, con sus propias características, como Arlequín, Polichinela, los criados, bufones, etc. y los actores improvisaban según el papel asignado, por lo cual no había muchas sorpresas en la puesta de escena. El público iba a entretenerse, a pasarlo bien, no era un público exigente en cuanto a la calidad de la representación La figura del director se va haciendo necesaria, según algunos historiadores, a medida que se van incorporando a la puesta en escena nuevos elementos como los decorados o la iluminación eléctrica...; yo considero que no fueron los elementos técnicos los que hicieron necesaria la aparición del director sino la presencia de un público cada vez más exigente, que pedía una mayor coherencia y calidad a la representación.

Pablo Iglesias Simón, si bien hace mención a guías o directores informales a lo largo de la historia de la puesta en escena, asegura que la aparición del director como tal se da a finales del XVIII, en Alemania, en la compañía de los Meininger.

Los Meininger fué el punto de partida del nacimiento de los grandes directores como Stanilavski, Antoine, y más tarde Meyerhold y Grotowski. (No por citar los más famosos sino los imprescindibles)