El Sacrificio. Elemento importante dentro de la combinación(I)
Conocemos y escuchamos de ajedrecistas que tienen un juego muy activo, y que sorprenden con espectaculares sacrificios dentro de un tablero de ajedrez. Entre los maestros clásicos se encuentra el genial Paul Morphy, Rudolf Spielman, y los modernos Viswahatan Anand, o Alexei Shirov, por nombrar algunos.
Pero, ¿qué es lo que ellos hacen? Veamos. Cuando se realiza un sacrificio, el bando activo aumenta el poder de sus piezas con una energía especial, y al miso tiempo causa una falta de armonía en las piezas de su oponente, destruye la cooperación de éstas, a algunas de ellas las deja sin guardia y así sucesivamente.
Uno puede decir que después de un sacrificio la actividad, el poder de las piezas del bando que ha hecho el sacrificio a pesar de la ventaja material del oponente, lograr una ventaja objetiva final por medio de movimientos que obligan, movimientos que exigen réplicas definidas.
Igor Bondarewsky dice al respecto que: importa mucho poner en claro que en una combinación las piezas que quedan después del sacrificio obligan, por medio de maniobras forzadas, con exactitud matemática, sin que importe lo larga que pueda ser la combinación, al bando a la defensiva no sólo a devolver todo el material sacrificado, sino también a terminar con una desventaja, bien materialmente, bien posicionalmente.
La Enciclopedia Wikipedia establece que en ajedrez, un sacrificio es un movimiento que entrega una pieza o un peón a cambio obtener una ganancia táctica o una compensación posicional de otra forma. Un sacrificio también puede ser un intercambio deliberado de una pieza de ajedrez de más valor por una pieza contraria de menor valor (por ejemplo, una torre por un caballo).
Particularmente siempre me han atraído los sacrificios en el ajedrez, en toda posición siempre estoy buscando un sacrificio y qué sacrificar, para hacer una partida turbulenta, para rescatar una partida perdida, etc.
Veamos a continuación algunos ejemplos de sacrificios y la manera de ejecutarlos.
La posición que os presento a continuación fue una partida disputada entre el genial cubano José Raúl Capablanca (Blancas) y Yates (Negras), en Nueva York en 1924. Juegan las blancas.
En esta posición, Capablanca jugó 1.Cc3 y Yates respondió 1…Tc5. ¿Puede usted ver el motivo de esta respuesta?
Una de las ideas de jugar 1…Tc5 es evitar el ataque del caballo en primer lugar, y en segundo lugar proteger el peón en a5 o el peón de e6 después de la jugada 2. CxC. Además, jugar 1…CxC es impensable, ya que las blancas responderían 2.TxA+ y 3.RxC, con lo que las blancas obtendrían una pieza menor de ventaja en esta variante.
A partir de lo anterior, Capablanca jugó 2.Ce4 y las negras forzadamente responden 2…Tb5, siguiendo la misma idea de proteger sus peones. Con estas jugadas se llega a la siguiente posición:
Aquí Capablanca podía continuar acorralando las piezas negras con 3.Ce5, atacando al alfil negro, pero resulta que el genial cubano elige otra alternativa con 3.Ced6 amenazando la torre negra; entonces no hay más opción que 3…Tc5. Capablanca continua con la cacería y juega 4.Cb7. Esta jugada tiene la ventaja de atacar directamente a dos piezas enemigas: la torre y el peón negro de a5. En vista que el peón de la columna “a” ya se encuentra perdido, las negras optan por la retirada de su torre a 4…Tc7. Y ahora Capablanca juega 5.Cbxa5, conquistando el botín de un peón.
Si vemos en detalle lo que ocurrió en el ejemplo anterior, Capablanca supo aprovechar las debilidades en la posición de las negras, y haciendo uso de una maniobra forzada, obligó a replegarse a las piezas negras, obteniendo la ganancia de un peón.