Irena Sendler
Irena Sendler fue una de esas heroínas silenciadas en la historia a pesar de la importancia de sus acciones, en este caso durante la ocupación nazi de Polonia; donde se convirtió en el verdadero “ángel de la guarda” de miles de niños y niñas a los que salvó de una muerte segura en los campos de concentración, facilitándoles una “segunda oportunidad”.
Irena nació el 15 de febrero de 1910 cerca de Varsovia (Polonia), en el seno de una familia con unos valores férreos sobre la ayuda a los más necesitados; de hecho su padre fue un conocido médico que trataba a todas la personas que lo necesitasen, tanto si tenían dinero como si no, independientemente de su religión y así fuese la gravedad de su enfermedad (lo que finalmente acabó con él al contraer tifus).
Fue enfermera en el Departamento de Bienestar Social de la capital polaca, lugar donde se daban medicamentos, ropas, dinero y comida a los más necesitados.
Pero se produjo la invasión nazi de Polonia, y con ella las pérdidas de libertades y el comienzo del horror para miles de familias, especialmente las judías, que fueron encerradas en un gueto de manera que estuviesen controladas y fuese mucho más fácil su localización y traslado a los campos de concentración que se diseminaban por el país y alrededores.
Irena decidió actuar frente a la barbarie, su educación y su moral no le permitía quedarse de “brazos cruzados” frente a tal crueldad, por lo que logró un puesto de trabajo que le permitía entrar en el citado gueto y ofrecía a las familias que allí se encontraban el poder sacar a sus hijos e hijas fuera del mismo, para entregarlos a familias u orfanatos donde estarían a salvo de los nazis.
Sacó a estos menores de las maneras más insospechadas, manteniendo siempre sus verdaderas identidades y las que luego adquirirían en un archivo, de manera que al acabar la guerra todo volviese a ser lo más “normal” posible para ellos.
En total se calcula que fueron liberados en torno a 2.500 niños y niñas.
A finales de 1943, cuando apenas llevaba un año con sus acciones fue descubierta, encarcelada, torturada y condenada a muerte; aunque consiguió escapar justo cuando era trasladada al patíbulo gracias el soborno que aceptó uno de sus captores, que le dejó huir.
Pese a ello figuró como fallecida desde ese mismo día, viviendo en la clandestinidad hasta el final del conflicto.
En 1963 fue nombrada “Justa entre las naciones” por la Organización Yad Vashem de Jerusalén, condecorada en 2003 con la “Órden del Águila Blanca” de su país; y en 2007 fue nominada al Premio Nobel de la Paz.
Finalmente falleció en Varsovia el 12 de Mayo de 2008.