Crisis de los misiles

Tras la II Guerra Mundial y el lanzamiento por parte de Estados Unidos de la bomba atómica, las dos superpotencias surgidas del conflicto se enzarzan en una carrera frenética por incrementar su material armamentístico en plena "Guerra fría".

Entre los dos bloques se va a experimentar una escalada de tensión que amenazará de nuevo la paz mundial y cuyo punto álgido lo encontraremos en la denominada “Crisis de los Misiles”.

En Cuba Fidel Castro había conseguido derrocar al dictador Batista, y no tardó en “simpatizar” con la Unión Soviética, algo que Estados Unidos no veía con buenos ojos, principalmente debido a que podría servir de ejemplo para otras naciones latinoamericanas, que podían seguir sus pasos y acercarse al bloque comunista, alejándose por tanto de los planes que Estados Unidos tenía para la zona; produciéndose un intento de derrocamiento de Castro en 1961 por parte de un grupo de exiliados cubanos auspiciados en la sombra por el gobierno estadounidense.

Para que no volviese a suceder nada similar, la URSS decide instalar una serie de misiles R-12 y R-14 (40 en total) en la isla entre Mayo y Junio de 1962, en una clara amenaza a cualquier otro intento de control de Cuba por parte de los Estados Unidos; además de servir de amenaza a la potencia norteamericana al estilo de lo que ésta hacía en Europa, Asia y el Pacífico con la soviética.

El 5 de Septiembre de 1962, el presidente Kennedy avisa de los posibles problemas que derivarían de la colocación de misiles por parte de la URSS en Cuba, una advertencia de la que el gobierno soviético hace caso omiso, instalando armas nucleares en la zona.

 

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Convoy soviético desplegando misiles en Cuba.

 

Kennedy decide establecer una “cuarentena defensiva” en la zona, de manera que pasa a bloquear el acceso a Cuba por mar (aunque la mayoría de su gabinete optaba por una invasión y un bombardeo como medidas a utilizar), algo que a Khruschev (líder soviético) no le gusta en absoluto, pero que aceptaría eliminar el armamento que allí estaban colocando a cambio de un compromiso firme de no invasión de la isla por parte de los Estados Unidos.

Cualquier paso mal medido podía desembocar en una guerra nuclear, pues la situación se tornaba límite con el paso de las horas.

Afortunadamente Khruschev ordenó a su flota que se encontraba frente a las costas cubanas que respetase el cerco establecido por las autoridades estadounidenses, comenzando un período de negociaciones para la retirada de los misiles por parte soviética de Cuba y por parte estadounidense de Turquía (pues estos representaban el mismo peligro para los soviéticos que los de Cuba para los estadounidenses).

Parecía que la situación lograba controlarse, pero un inesperado lanzamiento de un misil ruso por parte de los cubanos contra un avión de reconocimiento de Estados Unidos hace que salten las alarmas y se vivan momentos de confusión, que gracias a la templanza de ambos líderes se pudo controlar y no llegó a más.

 

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Kennedy recibiendo al ministro de exteriores soviético Andrei Gromyko.

 

Se llegó a un acuerdo entre ambas potencias y todo pareció volver a su cauce, aunque esta calma tensa mantuvo en vilo a la sociedad mundial más de una vez; estableciéndose una especie de carrera armamentística entre ambos para igualarse en lo que a arsenal bélico atómico se refiere, y que finalmente tocará a su fin en la década de los ´80 con el acuerdo de desarme firmado por Ronald Reagan y Mijhail Gorbachov.

 

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