La Nueva Arquitectura Sostenible

Después de la crisis del petróleo de los años 70, a partir de mediados de los 80 se inicia a nivel mundial una recuperación económica que indefectiblemente lleva consigo una nueva etapa de expansión urbana en todo el mundo. En las grandes metrópolis de los países desarrollados (Tokio, Londres, Nueva York…) se producen grandes crecimientos urbanos en los que se crean nuevos centros de negocio y financieros, parques industriales y residenciales, que si bien ya no cubren tanto los desplazados desde zonas rurales, si que acogen ahora a la población emigrante atraída por las oportunidades laborales que ofrecen estas macrociudades. Pero también aparecen grandes urbes en el resto del mundo (Bombai, Rio de Janeiro, El Cairo, México DF…), y aunque estas ciudades han alcanzado los primeros puestos en términos poblacionales, no llegan al nivel de las primeras en términos económicos.

Como consecuencia de este auge urbanizador, en muchos países aparecen numerosas agencias inmobiliarias que ponen en el mercado parcelas, locales, oficinas y viviendas a disposición de los particulares y empresas. En esos momentos la demanda es muy superior a la oferta por lo que los precios suben, aparecen los especuladores y se reacciona edificando más y más, hasta que el mercado se satura y aparece el llamado “crack del mercado inmobiliario” de principios del siglo XXI, uno de los grandes causantes de la crisis actual.

En España se calcula que existen entre 700.000 y 1 millón de viviendas sin vender, y esta cifra alcanzará los 2,3 millones si se terminan las obras que están realizándose en el presente año 2011, y en Estados Unidos el mercado inmobiliario no residencial acumulaba casi 3.500 millones de dólares en préstamos no pagados en 2009.

En este contexto, la gestión sostenible del suelo y la implantación de modelos urbanos habitables, se vislumbran como tareas complicadas y más en ciudades donde imperan modelos difusos de edificación (estilo “ciudad jardín”) donde los cambios son mucho más dificultosos.

La nueva arquitectura sostenible empieza pues con un hándicap importante, existe un exceso de oferta de edificios y viviendas por lo que la construcción de nuevos inmuebles en este sector queda muy limitada. Hay entonces que apostar por la rehabilitación de edificios. Este concepto hace referencia a la puesta en valor de inmuebles deteriorados o poco capacitados para acoger determinados usos, mediante la implementación de una serie de actuaciones encaminadas a lograr la eficiencia reduciendo los consumos y aprovechando nuevas fuentes de recursos. Entre ellas destacan las siguientes:

1. Fuentes de energía alternativas: Sustituir sistemas tradicionales de abastecimiento de luz y calor, por otros más eficientes y respetuosos con el medio ambiente, genera ahorros económicos para los habitantes de los edificios en los que se realiza el cambio. Así, se cambian las antiguas calderas para calefacción alimentadas con gasoil por otras de biomasa que además están subvencionadas en muchos países, se colocan placas solares fotovoltaicas sobre las cubiertas para la producción de energía eléctrica, o paneles solares térmicos para la producción de agua caliente sanitaria, calor o incluso frío (mediante absorción), etc.

2. Aislamientos térmicos y acústicos: Con la reparación de los cerramientos de un edificio, colocando paneles aislantes interiores y exteriores, y utilizando medidas como el doble acristalamiento de las ventanas, se pueden conseguir importantes ahorros en climatización para el interior de las viviendas y oficinas, y se evitan interferencias provocadas por el ruido exterior. Esta medida es más efectiva en inmuebles unifamiliares, donde la superficie de contacto con el exterior por unidad es mayor que en edificios de varias plantas, donde hay menos superficie de intercambio de calor.

3. Aprovechamiento de aguas: En ciertos edificios de oficinas y residenciales, existen depósitos que recogen el agua de lluvia procedente de la azotea o el tejado mediante una pequeña red de tuberías y canalones. Esto les permite abastecer algunos electrodomésticos que no necesitan agua potable, las cisternas de los inodoros, los sistemas de riego de parques y jardines, etc. También se reutilizan las aguas grises procedentes de usos sanitarios para limpieza, riego o refrigeración, utilizando únicamente un sistema de depuración básica basada en la separación de sólidos y la desinfección.

4. Iluminación natural: Desde el diseño debe tenerse en cuenta la situación y orientación del inmueble, para aprovechar al máximo la luz solar. Así, en lugares donde disfrutan de un número escaso de horas de sol al año, su arquitectura tradicional ya incluía enormes ventanales en las fachadas para recibir, además de la luz, el calor procedente de la radiación solar, éste es el caso de los Países Bajos.

Sin embargo en lugares más cálidos se da la situación contraria, y lo tradicional es la colocación de toldos en las fachadas orientadas al sol para mitigar la subida de temperatura en la época estival. También se puede conseguir aprovechar toda la luz solar sin el molesto incremento de temperatura interior, aumentando el grosor del vidrio de las ventanas, pero esta solución es muy cara. Actualmente se instalan todo tipo de sistemas automáticos como parasoles orientables vertical y horizontalmente, o incluso ventanas fotocromáticas que se oscurecen al aumentar la cantidad de luz.

5. Ventilación dirigida: La ventilación cruzada en edificios orientados en la dirección de los vientos dominantes y con ventanas en ambas caras, significa un ahorro importante en climatización en lugares donde el verano es especialmente intenso. Esto se potencia instalando sistemas de protección solar transventilada, que consiste en un doble cerramiento con cámara de aire intermedia que dirige el calor hacia el exterior no dejando que entre en el interior del inmueble, o sistemas evaporativos de refrigeración, que consiste en instalar filtros húmedos sobre las fachadas que rebajen la temperatura del aire que luego accede al interior de la vivienda por medio de un sistema de ventilación.

Sin embargo, en invierno el gasto en calefacción se multiplica por lo que se proponen medidas como integrar patios de luces más estrechos en el interior de los edificios, lo cual permite una mejor amortiguación térmica.

6. Equipamientos eficientes: Todas las medidas anteriores deben completarse con la instalación de equipos que consigan la máxima eficiencia en el uso de recursos. La instalación de cisternas de doble pulso (que permiten parar la descarga), aireadores en los grifos o placas de ducha en vez de bañeras, consiguen ahorros en el consumo de agua que llegan al 50% en las viviendas. La centralización de los sistemas de climatización, con reguladores que permitan controlar la temperatura en todas las habitaciones, o los sistemas de iluminación dotados de lámparas de bajo consumo o tecnología led, generan una importante reducción del consumo eléctrico.

Pero otro factor importante en la nueva arquitectura es la integración paisajística de las edificaciones, el medio perceptual es uno de los más sensibles al cambio y existen numerosos ejemplos de ciudades donde determinadas obras de arquitectura, han sido polémicas desde el inicio al representar un cambio importante en el paisaje, ya sea por romper con la estética edificatoria tradicional o por ubicarse en entornos de especial valor paisajístico. Una de las técnicas que mayor éxito está teniendo últimamente es la de las cubiertas vegetales. Así, se utilizan generalmente plantas trepadoras para cubrir fachadas que aportan a la estructura (además de integración paisajística en entornos naturales) ventajas como una mejor regulación térmica, la absorción de gases contaminantes, autorreparación y soporte, etc.

Un paso más allá en esta nueva forma de construir es la utilización de materiales reciclados para la edificación, aunque hay que tener en cuenta que los áridos procedentes de la trituración y machaqueo de escombros tienen usos limitados por seguridad a elementos no estructurales. Pero también cabe la reutilización directa de estructuras completas que provienen de usos diferentes, un ejemplo muy visual son las nuevas viviendas y oficinas hechas con contenedores de carga que están proliferando especialmente en lugares del mundo que tienen puertos comerciales importantes como Rotterdam (Alemania) o Vigo (España).

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