Inversión a largo plazo

“A largo plazo, todos muertos”. John Maynard Keynes.

Siempre se ha dicho, convirtiéndose en mito, que la inversión en Bolsa a largo plazo, proporciona una rentabilidad positiva para nuestros ahorros. Pues, amigos Bolsistas, este mito hay que desterrarlo.

No se puede mantener un valor en cartera pensando que con el tiempo siempre crecerá y nos dará fruto.

La mayoría de los inversores crean una cartera de acciones para el largo plazo pensando que el paso del tiempo sobre esa cartera le generará valor. Los analistas especializados ya nos han demostrado que comprar y mantener las acciones en periodo largo de tiempo no siempre es la estrategia inversora más adecuada, por eso, se necesita dotar a esa cartera, para que sea rentable, de productos de otra índole o rotar la cartera en periodos cortos de tiempo.

Personalmente, defiendo la idea de que el corto plazo es una fuente de generación de valor muy importante para la cartera del inversor. Tiene la desventaja de que hay que estar más pendiente de los Mercados Financieros pero ese es el precio que hay que pagar por obtener unos beneficios mucho más jugosos. Al controlar la cartera más a menudo, permite controlar las pérdidas más de cerca. Estoy convencido, y la experiencia me lo demostrado con creces, de que limitando las pérdidas, el resto son ganancias.

Los Mercados Financieros han tenido, y tendrán, épocas de bonanza económica y tendencias alcistas y; épocas, de crisis, de tendencias bajistas. Si a la historia me remito, hay multitud de ejemplos.

Es muy fácil ganar dinero con cualquier valor y en cualquier momento cuando estamos en la época de bonanza. A todos nos ha pasado. Incluso nos sentimos que controlamos al Mercado cuando sabemos que éste es soberano. Pero cuando la época de bonanza se acaba y la tendencia se invierte nos pilla dentro y tenemos que vender y esto último, es complicado. Cuando finaliza la bonanza, se acaba para todos. Los profesionales ya se han salido y dejan paso al débil que es quien le compra esas acciones que, sin piedad, caen y caen, pues ya nadie recomienda comprar y sólo se oye que lo que hay que hacer es estar lejos del Mercado. Por eso, hay que actuar como los grandes: comprar cuando va a subir y vender cuando va a bajar. El “jugador” de bolsa lo hace al revés: compra cuando va a bajar y vende cuando está subiendo.

Quiero dejar claro que la Bolsa tiene vida propia. Tiene sus ciclos de subida y sus ciclos de bajada que el Bolsista tiene que identificar para estar posicionado dentro o fuera según sea el ciclo. No es tan malo que el ciclo sea negativo ni tan bueno que el ciclo sea positivo. Si somos inversores a largo plazo nos puede pillar a contrapelo en cualquiera de los dos casos y, ni una cosa ni la otra.

Los ahorros que se invierten en Bolsa deben proceder de un dinero que sabemos que, al menos, no lo vamos a necesitar de forma urgente o en el corto plazo. La visión de la colocación de estos ahorros será a largo plazo y no hay negocio más rentable que la Bolsa pero gestionando los ahorros. La inversión en Bolsa necesita mover el dinero a corto plazo y esta operativa tiene sus reglas que, por cierto, no tienen nada de fácil. Por esto, poca gente es capaz de ganar dinero recurrentemente en la Bolsa y, esta poca gente, gana de los que pierden poco a poco sus ahorros hasta que esa inversión que tenían con toda la ilusión del mundo, preparada para su jubilación, se queda, directamente, para sus herederos. Y, lo que más duele, a sus herederos les costará Dios y un suspiro ser capaces de recuperar lo perdido por su antecesor. Por eso, insisto, la inversión con miras al largo plazo, pero sin atrincherarnos en valores que son nuestros “preferidos”.

Cuando invertimos en nuestro valor “preferido” con las miras puestas en el largo plazo nos encontramos con el problema de las fluctuaciones propias de la Bolsa en el corto plazo. Esto, no es más que el alto riesgo que supone esta inversión. A este riesgo natural hay que añadir el propio riesgo de la empresa en cuestión: beneficios, concurso de acreedores, liquidez, etc.

Para la inversión a largo plazo hay en el mercado otra serie de productos que el riesgo está más contenido que la inversión en Bolsa:

Invertir en materias primas como metales preciosos, petróleo, etc. El oro es un bien cada vez más popular entre los inversores que buscan un lugar seguro para sus fianzas. Esto ha llevado al oro a niveles sin precedentes por la gran demanda mientras que el oro disponible es limitado.

Productos de renta fija como los bonos y obligaciones pues proporcionan seguridad al inversor y una rentabilidad conocida desde el momento de la inversión.

Y, cómo no, aquí hay que mencionar también al mercado inmobiliario. Producto por excelencia para el inversor a largo plazo.

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