La imitación

En la mayoría de ocasiones en las que procedemos a la locución de un discurso público suele recurrirse a la imitación de un referente televisivo o personal.

Este aspecto puede considerarse positivo siempre y cuando utilicemos un ejemplo correcto de locutor o comunicador, y siempre que tomemos como referencia o ejemplo sus gestos o expresiones a la hora de comunicar ante el público.

Sin embargo, este ejercicio de referencia puede llegar a ser altamente negativo si caemos en la imitación. Entendiendo por imitación a la copia exacta o fiel de una cosa o acción a la que se quiere sustituir. De esta forma, debe tenerse especial cuidado en no imitar fielmente el tono, muletillas o expresiones y gestos muy característicos de la persona a la que se toma como referencia, ya que siempre que comuniquemos, debemos ser nosotros mismos, actuando con naturalidad para expresar de la mejor forma posible el discurso.

Imitar a un referente

De esta forma, emular las expresiones o facetas comunicativas de un orador referente puede repercutirnos negativamente, dando sensación de poca credibilidad e incluso falsedad ante el público presente.

Únicamente debe tomarse como referencia la actitud o expresiones que nos ayuden a recordar cuál debe ser nuestro modo de proceder ante el público sin caer nunca en la imitación.

María Bengoa Puente

Periodista freelance- Redactora- Locutora- Community Manager y Social Media Manager

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