Lakatos

Lakatos plantea la distinción entre conocimiento, entendido como conocimiento científico, y la superstición, la ideología o la pseudociencia.

Trata de analizar la demarcación entre lo que es ciencia y lo que no lo es, siendo este problema una cuestión no sólo filosófica sino de vital importancia social y política.

            Niega este autor la pretensión de otros filósofos que, intentando solucionar el problema de la demarcación, afirman que un enunciado constituye conocimiento si cree en él, con suficiente convicción, un número suficiente de personas.

Numerosos ejemplos históricos y actuales parecen avalar esta crítica, y muestran que incluso los más sobresalientes científicos son muy escépticos con respecto a sus mejores teorías.

            De forma rotunda, Lakatos (1989, pág. 10)*  mantiene su postura, al afirmar que: “Un enunciado puede ser pseudocientífico aunque sea eminentemente plausible y aunque todo el mundo lo crea, y puede ser científicamente valioso aunque sea increíble y nadie crea en él”.

Una teoría, por tanto, puede tener un gran valor aunque sean muy pocos los que la entiendan o crean en ella.

El valor cognoscitivo de una teoría no depende de su influencia psicológica sobre las mentes humanas. Muy al contrario, su valor depende solamente del apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura.

            De igual modo, descalifica el criterio de demarcación de los “lógicos inductivos” afirmando, que no se puede derivar válidamente una ley de la naturaleza a partir de un número finito de hechos, y que los que afirman que las teorías científicas son probadas por los hechos, ignoran la lógica elemental moderna.

            Tampoco comparte el criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia propuesto por Popper.

Para Lakatos este criterio ignora que los científicos no abandonan una teoría simplemente porque los hechos la contradigan, sino que normalmente inventan alguna hipótesis auxiliar para explicar lo que denominan una anomalía o simplemente la ignoran y centran su atención en otros problemas.

Cualquier teoría, incluso las más acreditadas, tienen en cualquier etapa de su desarrollo anomalías y problemas no solucionados, por lo que un criterio simple de refutación no sirve para distinguir las teorías científicas de las que no lo son.

En esto Lakatos discrepa claramente de Popper, para el que una simple refutación es sinónimo de fracaso empírico. Tal como manifiesta el mismo Lakatos (Pág. 14)*: “Todas las teorías nacen refutadas y mueren refutadas”.

Aunque critica a Popper, considera válida buena parte de sus aportaciones y, en cierto modo, aunque lo critica, trata de mejorar sus conclusiones, se considera continuador de Popper y miembro del falsacionismo sofisticado.

            Para Lakatos,  es posible solucionar algunos de los problemas que ni Popper ni Kuhn consiguieron solucionar, para lo cual propugna la metodología de los programas de investigación científica.

Parte esta propuesta de los programas de investigación científica, de la necesidad de considerar como unidad de análisis no una sola y aislada hipótesis, sino una entidad más amplia, tal como manifiesta (Lakatos, pág. 13)*: “En primer lugar, defiendo que la unidad descriptiva típica de los grandes logros científicos no es una hipótesis aislada, sino más bien un programa de investigación”.

            Por tanto, una hipótesis aislada que pueda ser falsada, como “todos los cisnes son blancos” es un caso trivial y no puede ser catalogada como ciencia. El distintivo del progreso científico no son las verificaciones triviales.

La ciencia es algo más que simplemente ensayos y errores o una serie de conjeturas y refutaciones.

Según este autor, todo hecho que sea explicado por la teoría, la apoya. Una teoría es considerada mejor que su rival si es apoyada por más hechos que su contraria.

Esta parte de contenido empírico de una teoría que no es compartida por su rival, es lo que denominamos “contenido excedente”. (Lakatos, pág. 46)*: “Para el falsacionista sofisticado, una teoría es aceptable o científica sólo si tiene un exceso de contenido empírico corroborado con relación a su predecesora o rival, esto es, sólo si conduce al descubrimiento de hechos nuevos.

Esta condición puede descomponerse en dos apartados: que la nueva teoría tenga exceso de contenido empírico y que una parte de ese exceso de contenido empírico resulte verificado.

El primer requisito puede confirmarse inmediatamente mediante un análisis lógico a priori, el segundo sólo puede contrastarse empíricamente”.

Lo que en realidad contrastamos son teorías centrales en conjunción con hipótesis auxiliares. Por tanto, en el caso que una teoría resulte falsa al contrastarla, nos preguntaremos qué parte es la culpable.

Lo que ha de ser evaluado como ciencia o pseudociencia no es una teoría dada, sino más bien una sucesión de teorías (Lakatos, pág. 65)*: “Uno de los aspectos cruciales del falsacionismo sofisticado es que sustituye el concepto de teoría como concepto básico de la lógica de la investigación, por el concepto de serie de teorías”.

Son tales series de teorías, que normalmente están relacionadas por una notable continuidad que las agrupa, las que constituyen programas de investigación.

Pudiendo estas series de teorías seguir unas pautas de cambios progresivos o regresivos, de tal modo que distingue:

a) Programa progresivo. Un programa progresivo es aquel en que un programa de investigación proporciona una sucesión de teorías, y cada teoría tiene un contenido empírico en exceso sobre la precedente.

b) Degenerativo. Un programa degenerativo, por el contrario, es aquel que va incorporando hipótesis “ad hoc” que simplemente lo concilian con las anomalías, pero no añaden contenido empírico excedente.

 

Para este autor, la ciencia es una entidad más compleja que unas hipótesis aisladas, distinguiendo dentro de un programa de investigación científica lo que denomina “núcleo firme”, “el cinturón protector” y “la heurística” de dicho programa.

Por consiguiente, las teorías para Lakatos son programas de investigación dotados de un cinturón protector flexible, de un núcleo firme característico tenazmente defendido, y de una elaborada maquinaria para la solución de problemas.

Por tanto, los elementos básicos integrantes de los programas de investigación son:

1. El Núcleo. Denomina “núcleo firme” al conjunto de teorías centrales que reúne los logros científicos más notables en ese campo del conocimiento.

Este núcleo firme es considerado, en un momento histórico determinado, por la comunidad científica como irrefutable, aunque provisionalmente, y no se somete directamente a la prueba de los hechos.

2. Cinturón protector. El “cinturón protector” es el conjunto de hipótesis auxiliares destinadas a ser sometidas a contrastación con los hechos, con la posibilidad de que resulten refutadas.

Este cinturón defiende al núcleo contra las refutaciones. Este cinturón protector de hipótesis auxiliares recibe los impactos de las contrastaciones, y para defender el núcleo firme será ajustado o incluso completamente sustituido.

3. Heurística. La “heurística positiva” es el conjunto parcialmente articulado de guías e indicaciones sobre cómo desarrollar, modificar y reelaborar el cinturón protector.

Esta heurística del programa de investigación, asimila las anomalías e incluso las convierte en evidencia positiva.

De tal manera, que este tipo de heurística son reglas metodológicas que nos indican los caminos a seguir o las rutas de investigación, el orden de la investigación, el plan para establecer nuevos modelos crecientemente complicados y la política de investigación a largo plazo que los científicos establecen con mayor o menor detalle.

Dicha heurística positiva es por tanto, ese conjunto de ideas que guían cómo sacar las consecuencias, cómo hacer más precisos esos enunciados y también cómo dar más explicaciones sobre ellos y cómo introducir nuevas suposiciones que sean aplicables a nuevos campos.

 

            La “heurística negativa”, por el contrario, consiste en reglas metodológicas sobre los caminos de investigación que deben ser evitados.

Esta heurística negativa del programa de investigación orienta para que se eviten los senderos investigadores dirigidos al núcleo firme de la teoría.

            Se produce una situación de competencia entre los científicos que da lugar a la sustitución de unos programas por otros.

Cuando varios programas se enfrentan, es posible que diferentes grupos de la comunidad científica traten de defender diferentes programas. Se da un proceso de sustitución de unos programas por otros que son aceptados mayoritariamente por la profesión.

La razón que debe servir para sustituir un programa por otro, es que el nuevo explique el éxito de su contrario, y al mismo tiempo, sea capaz de sustituirlo con mayor poder heurístico.

 

 


*LAKATOS,  I.  (1989)  La metodología de los programas de investigación científica  Ed. Alianza Universidad.  Madrid.

 

 

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