El compost

La obtención de compost (denominada compostaje) se consigue mediante un proceso de fermentación de residuos orgánicos, fundamentalmente aeróbico, y efectuado por microorganismos en condiciones controladas y aceleradas de fermentación.

En el citado proceso de compostaje, la materia orgánica de sencilla descomposición (proteínas, glúcidos, etc.) se fermenta produciendo CO2 y agua, a la vez que desprende calor. A partir de entonces se producen materiales húmicos muy estables, con capacidad para captar los minerales liberados durante el proceso de compostaje y que confiere propiedades deseables a los suelos de cultivo.

Las características principales de un buen compost son:

-      Poseer una alta concentración de nutrientes.

-      Ser rico en materias húmicas.

-      Tener una alta capacidad de retener agua y nutrientes.

-      Permitir una vida abundante y diversa de microorganismos (estos beneficiarán el desarrollo de las plantas).

-      Mejorar la estructura del suelo.

-      Estar libre de semillas de malezas y organismos patógenos (eliminados todos ellos durante su elaboración).

En el proceso de fabricación de compost pueden diferenciarse varias etapas, en función de los organismos que actúen, la temperatura, la demanda de oxígeno, el pH, los materiales que se descomponen y los nuevos materiales que aparecen.

Generalmente se distinguen cuatro fases:

1.    Fase I. Corresponde a la fase mesófila, que ocurre al inicio del proceso y se caracteriza por una fermentación primordialmente bacteriana de los compuestos solubles. Durante esta fase se produce una disminución del pH, hasta valores de alrededor del 5,5.

2.    Fase II. Es la fase termófila, se eleva la temperatura debido a la fermentación iniciada, desplazando los actinomicetos y las bacterias formadoras de esporas, a las levaduras, las bacterias lácticas y los hogos de la primera fase. En este momento, debido al amoniaco desprendido en la fermentación, el pH aumenta (pudiendo alcanzar valores de 8) y la temperatura debe llegar hasta los 70ºC, produciéndose así la destrucción de las semillas y los patógenos. En esta fase existe una gran demanda de oxígeno.

3.    Fase III. En la fase de enfriamiento, después de agotarse los materiales más fácilmente degradables, se produce un descenso de temperatura, favoreciendo la actividad de los hongos, que comienzan la degradación de la celulosa, hemicelulosa y la lignina, lo que originará materias húmicas. En esta fase se reduce la demanda de oxigeno y se estabiliza el pH.

4.    Fase IV. Corresponde a la fase de maduración y comienza con la incorporación al compost de animales del suelo y, el incremento de las materias húmicas. Al final de la fase el compost adquiere su textura característica de partículas sueltas, su color negruzco y se estabiliza la temperatura. Si tras la realización de un volteo no cambia la temperatura, el compost está maduro. Para comprobar esto, también se puede realizar un test de germinación, que consiste en plantar semillas de cebada o judía en un lecho de compost y comprobar que las semillas nacen en 5 o 7 días, y se desarrollan adecuadamente.

FConsejo: Poner en el buscador de vídeos “Elaboración de Compost agrícola”.

Para que un compost se realice de forma eficiente, la mezcla de materiales a partir de los cuales se obtiene debe de cumplir con ciertas características, como son:

-      La relación C/N debe situarse entre 30/1 y 35/1 para lograr una fermentación óptima. Si la relación es inferior, se generará una gran cantidad de amoniaco, produciéndose pérdidas importantes de N. Si la relación es mayor el proceso de fermentación se ralentiza, la temperatura no se incrementa lo suficiente y se produce un compost de mala calidad. Una adecuada relación C/N se obtiene realizando una buena mezcla de materiales al inicio del proceso.

-      La humedad debe mantenerse en torno al 60 % durante todo el proceso de compactación, aunque al final del mismo bajará hasta un 30-40%. Una humedad más elevada reduce la aireación del sistema provocando fermentaciones anaerobias que pueden producir sustancias fitotóxicas, mientras que una humedad baja, reducirá la actividad de los microorganismos fermentadores. Para evitar estos problemas ha de existir la posibilidad de regarlos, por lo menos hasta haber comenzado el proceso de maduración. Finalmente, tras concluir el proceso de maduración, el compost debe protegerse de las lluvias.

-      Las dimensiones del montón de compost deben situarse entre 1,5 y 3 metros de altura, dependiendo de la densidad del material, mientras que el ancho estará condicionado por la altura que se alcance, pero por lo general se sitúa entre los 2,5 y 4 m.

-      El diámetro de partícula de los materiales compostados debe estar entre 1 y 5 cm, tamaño que permite una gran superficie de actuación para los microorganismos, facilita el mezclado y otorga unas buenas condiciones para la aireación de la mezcla.

-      La aireación ha de ser adecuada, lo cual se logra mediante volteos mecánicos de la mezcla cada 15 o 30 días, siendo preferible hacerlo cada 15 al menos al inicio del proceso. Un déficit de aireación provoca pérdidas de nitrógeno y carbono, fermentaciones anaeróbicas, producción de malos olores y descenso de temperatura.

Para la mayoría de los cultivos pertenecientes a la denominada agricultura ecológica, resulta muy beneficioso dejar sobre el sustrato los residuos de las cosechas. Si se trata de residuos como pajas de cereales (muy fibrosos), por ejemplo, por lo general, estos resultan muy eficientes en proteger suelos e incrementar el humus del mismo y con ello su fertilidad, aunque no aportan mucho nitrógeno. Los residuos con partes verdes, generalmente, aportan también importantes cantidades de nutrientes.

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