La Mente
LA MENTE
A lo largo de las primeras experiencias de la vida, aprendemos acerca del mundo, de nosotros mismos, luego surge el aprender acerca de las relaciones, del dinero, de lo que está permitido y lo que no, etc. Lo que es captado por nuestros sentidos se filtra a través de nuestra mente, pasando primero por el sentido de nuestra individualidad y se empieza a almacenar e instalar lo que llamamos un “sistema de creencias” en nuestro sistema nervioso central, cual biblioteca de nuestra vida. Nuestra conciencia y su cualidad de observar, puso por tanto tiempo la atención en ese sentido de sentir “individual” que creyó que eso era y de ahí fue creyendo que era lo que ha ido acumulando en lo aprendido. Este sistema de creencias está compuesto por patrones mentales, pensamientos, ideas, conceptos, etc. La constante identificación de nuestra conciencia o atención con toda esta estructura interna, sumada a la reafirmación externa (por parte de nuestra familia y sociedad) sobre quién somos y cómo deberíamos ser, hace que la idea o noción de un “yo”, un “ego” se cristalice.
Sostenemos sistemáticamente esta idea de lo que creemos ser, y es este “yo” el rostro que mostramos al mundo. Un “yo” que no es más que el resultado de un aprendizaje simultáneamente a esta fijación de la creencia del “yo”, es importante reconocer que existe algo más allá que está siempre presente y que experimenta la vida en su totalidad.
Tomate un momento para reflexionar y cuando quieras regresa y haz el siguiente ejercicio. Ponte cómodo y lee atentamente las indicaciones:
Observa los pensamientos que pasan a través de tu mente, date cuenta que están ahí, permite que vengan y se vayan, sólo obsérvalos. Pueden ser ruidos, recuerdos, imágenes, sensaciones, emociones…
¿Puedes darte cuenta que estos pensamientos están a una distancia? Al observarlo todo imparcialmente, sin querer hacer nada con ellos, permitiendo que todo esté tal cual es, ¿puedes notar algo que permanece sereno y observante? No importa si te vas con los pensamientos por unos instantes, suavemente regresa a observarlos sin esfuerzo, a estar atento a ellos. Mantén esa observación mientras puedas, siempre sin aplicar ningún esfuerzo.
Ahora, dime, después de observar desde una distancia los pensamientos que pasan: ¿Crees que tú eres esos pensamientos que observas? ¿Crees que podrías ser el objeto que estás observando? No, Tú eres eso que observa, el sujeto que observa, más allá de los límites de la mente.
Que sirva este ejercicio para reconocer dos cosas. La primera: todo lo que antes creíste ser en forma de pensamiento (ideas, conceptos, sensaciones) no es real, ningún pensamiento puede definir quién eres. Por tanto, tu ser no proviene de la mente. La segunda: tú eres ese algo que es capaz de observarlo todo, esa presencia pura, eterna e ilimitada.
Para conocer esta verdadera esencia nuestra, es vital sumergirse e indagar en ella, explorarla una y otra vez, a través de la observación atenta que no se identifica con los pensamientos.
Adjunto una lectura que completará esta lección.
http://conciencia-maghavat.com/el-cerebro-y-la-mente-humana/
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