Teorías Utilitaristas. Introducción

5. TEORÍAS UTILITARISTAS

5.1. INTRODUCCIÓN

Las teorías utilitaristas se basan en el análisis de las consecuencias que para la sociedad o un grupo humano tiene una determinada acción. Las decisiones correctas según esta teoría, serían por tanto, aquellas que maximízan la utilidad, felicidad, placer, de un grupo humano o de la sociedad en su conjunto. La aplicación de esta teoría exige, por tanto, el análisis de las diversas consecuencias que una determinada acción va a ocasionar en los diversos individuos afectados. Posteriormente, habría que analizar la repercusión en la utilidad o felicidad de los diversos individuos, y calcular la utilidad total, lo cual exige hacer comparaciones interpersonales de utilidad, y cálculos de utilidad que difícilmente van a poder realizarse.

 

La acción que debemos elegir según la teoría utilitarista, sería aquella que haga máxima la utilidad total. Pero esto plantea un obvio problema de calculo de utilidades personales, comparaciones intersubjetivas y análisis conjunto de utilidad, además de la dificultad de delimitar y calcular las consecuencias de una acción dada, y las consecuencias de las consecuencias de estas acciones.

 

La mayoría de las teorías éticas, de alguna forma, consideran las consecuencias de las acciones, lo que implica que tienen ciertos aspectos utilitaristas. De esta manera, las teorías deontológicas no pueden negar la importancia de las consecuencias y la importancia de la felicidad de la sociedad.

 

Las “Golden rules”, en el fondo tienen mucho de teorías utilitaristas que calculan la utilidad suponiendo que todos los demás tienen la misma curva de utilidad. Calcula las consecuencias pensando en uno mismo, pero en vez de actuar de forma egoísta, se actúa de forma que los demás hagan máxima su utilidad.

 

5.2. TEORÍAS UTILITARISTAS

En el utilitarismo clásico, encontramos manifestada la idea de la felicidad como el fin último. Los autores clásicos utilitaristas, la mayoría de cultura anglosajona, formularon el principio de utilidad como el que prescribe el deber de perseguir la mayor felicidad para el mayor número.

Bajo esta perspectiva, el individuo debe constantemente, al enfrentarse ante decisiones en su comportamiento, calcular la utilidad que las diferentes acciones posibles reportan al resto de seres humanos, y elegir aquella acción que hace máxima la utilidad. Se concibe al individuo como un maximizador de utilidad.

Por tanto, del mismo modo que cada persona como individualidad, desde una perspectiva estrictamente egoísta, calcula las diferentes utilidades personales que le pueden reportar los diversos cursos de acción que en cada momento del devenir de su existencia puede optar, el hombre moral para la teoría utilitarista clásica, cada vez que se tiene que enfrentar a una decisión, debe evaluar qué felicidad va a generar en el resto de los individuos, y elegir en consecuencia aquellos que hace máxima la utilidad total.

 

Es decir, se plantea la exigencia de decidir previamente mediante el cálculo, la corrección de las acciones en función de sus consecuencias naturales en orden a la felicidad o bienestar. No sólo se han planteado teorías utilitaristas que propugnan la maximización de la felicidad, sino también otras que hablan del bien, del placer, de aumentar el placer y reducir el dolor, del bienestar, de la satisfacción del deseo, etc. Tal como manifiesta J.J.C. Smart, uno de los más consistentes defensores del utilitarismo como consecuencialismo radical: "El utilitarismo es la doctrina que enseña que la bondad de las acciones se ha de juzgar por sus consecuencias" (Utilitarismo extremo y restringido, en Ph. Foot, teorías sobre la ética. Madrid F.C.E., 1974, pág. 248).

 

Siguiendo a Amartya Sen**, el utilitarismo como principio moral se puede considerar como una combinación de tres requisitos elementales:

  1. Bienestar basado en la utilidad, que requiere que la bondad de un estado sea solamente una función de la información sobre la utilidad relativa de ese estado.
  2. Ordenación mediante la suma, este requisito establece que la información sobre la utilidad de cualquier estado, sea evaluada considerando sólo la suma total de las utilidades en ese estado.
  3. Consecuencialismo, que requiere que cada elección ya sea de acciones, instituciones, motivaciones, normas, etc., se determine finalmente por la bondad del estado social consiguiente.

 

Debemos tener presente que existen muy diversas visiones del utilitarismo, al existir numerosos autores que desde diversas perspectivas lo han desarrollado y defendido. Por esto, se hace preciso distinguir las formulaciones que prescriben tener en cuenta las consecuencias, valorar los efectos, de las que intentan una exacta medición de los resultados reales -no sólo previsibles o racionalmente previsibles de las acciones- de cada una de las posibles actividades humanas.

 

El utilitarismo se ha visto potenciado por el desarrollo de la Teoría de la Decisión, de la Teoría de Juegos, así como la utilización en el dominio del cálculo del bienestar, y las diversas teorías que dentro de la ciencia económica utilizan los planteamientos de las funciones de utilidad y su comparación. Hoy en día, la Teoría de la Elección Racional ha planteado una cierta reformulación de los estrictos planteamientos del utilitarismo clásico, al reconocerse la racionalidad limitada y valorarse las acciones en relación a las limitaciones de cálculo del decisor humano con información parcial, y posibilidades, por tanto también limitadas, de considerar todas las posibles alternativas.

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