4. La respuesta social de la empresa

 En los últimos años, en los Estados Unidos se ha extendido la expresión “respuesta social de la empresa”, que hace referencia a una actuación práctica y orientada a los resultados de la empresa, como respuesta a las demandas sociales.

            Se refiere a la capacidad de la empresa para responder a las presiones sociales. Cambia el énfasis desde las obligaciones sociales que señalaban ambiguamente la teoría de la responsabilidad social, hacia los más operativos procesos de respuesta social (Guerra Baez, 1996)*.

            Este nuevo enfoque viene motivado, por las presiones y críticas a que está sometida la empresa por la actividad de diversos grupos de presión, tales como movimientos de defensa de los consumidores, sindicatos, asociaciones de defensa de la mujer, ecologistas, pacifistas y otros muchos grupos sociales.

            Desde esta perspectiva se trata de analizar los problemas sociales, y  desarrollar técnicas de previsión para anticiparse a las demandas sociales que emerjan. En vez de reaccionar defensivamente, se trata de hacer frente al entorno turbulento actuado para anticiparse de un modo proactivo. Los responsables empresariales que asumen este enfoque, desarrollan mecanismos            

organizativos y patrones de conducta que permitan a las organizaciones responder adecuadamente a las demandas sociales. Se trata de abordar los problemas sociales buscando una solución directiva, tal como se enfrentan a la problemática en las demás áreas de la empresa, como marketing o producción. Consiste en aplicar los conocimientos y técnicas de gestión empresarial a la respuesta efectiva de las demandas sociales.

            La respuesta social de la empresa emplea los procedimientos empresariales de fijación de objetivos, asignación de prioridades, distribución de responsabilidades, asignación de tareas y recursos, sistema de recompensas y mecanismos de evaluación y control de los resultados, para afrontar con éxito los programas de respuesta a las demandas sociales.

            Esta orientación que emplea una visión proactiva, trata de prever los problemas y utilizar las herramientas de gestión empresarial para afrontar las demandas de los diversos grupos sociales. Esta actividad empresarial orientada a la sociedad, debe conducir a una postura interactiva, de forma que aunque la empresa actúe en su propio interés, también tiene que hacer esfuerzos por armonizar sus necesidades con las del entorno.

            La planificación a largo plazo de la empresa, requiere una visión que integre las demandas sociales, y tenga en cuenta los factores del entorno para el éxito y buen funcionamiento de la empresa, que conduce a un acercamiento entre las posturas de la dirección estratégica y los que apoyan la implicación de la empresa en el entorno social*. Se está produciendo una convergencia entre las distintas posturas y teorías, que tienden a encontrar puntos en común y desarrollar modelos que integran aspectos procedentes de múltiples disciplinas que se encontraban separadas cuando no enfrentadas anteriormente.

            Mahon y McGowan (1991)* proponen la concreción de la responsabilidad social de las empresas a través de un proceso, que partiendo del concepto kantiano del bien común responda a las siguientes cuestiones:

  1. ¿Cuándo se espera actuar en interés del bien común? 
  2. ¿Dónde se encuentra el bien común mejor aplicado por las actuaciones de la organización? 
  3. ¿Quién tomará las decisiones para implantar las actuaciones éticas? 
  4. ¿Qué grado de bien común va a ser tenido en cuenta? 
  5. ¿Qué coste va a asumirse para poner en práctica la responsabilidad social de la empresa?
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