Comprensión de las emociones

No son pocas las situaciones diarias que nos provocan emociones contradictorias, una misma situación pone de manifiesto tanto sentimientos positivos como negativos, así el cariño que una madre muestra a su hijo/a puede verse acompañado de enfado ante determinados comportamientos.

Al igual que muchas situaciones las afrontamos con una única emoción bien clara y diferenciada, en otras situaciones la combinación de sentimientos nos puede llevar a un estado emocional contradictorio, es lo que se denomina como ambivalencia emocional
           

El camino hacia el reconocimiento de esta ambivalencia emocional va a ser largo y difícil, marcado por situaciones de confusión. Aunque en bebés de un año se pueden dar casos de ambivalencia emocional no es hasta la edad de 7 años cuando los niños y niñas van a ser capaces de expresar los sentimientos contradictorios que les provoca una misma situación o hecho.
           

A continuación vamos a describir el desarrollo de esta capacidad en los niños y niñas de estas edades.

  • Entre los 3 y 5 años los niños y niñas son incapaces de admitir o expresar que una misma situación vivida pueda provocar dos emociones distintas, negarán de forma rotunda este tipo de emoción.

 

  • En torno a los 6-7 años se puede observa en niños y niñas una fase intermedia en la que éstos empiezan a admitir y son consciente de que algunas situaciones pueden provocar más de una emoción contradictoria, pero siempre considerando que una de las situaciones precede o sigue a la otra (“Estaría triste si mi hermanita pequeña se cayera e hiciera daño pero papá y mamá la curarían y ya estaría bien”).

 

  • La siguiente fase a considerar, se hace evidente alrededor de los 7-8 años, cuando los niños/as empiezan a comprender que determinadas situaciones pueden provocar dos sentimientos al mismo tiempo, aceptando por un lado la posibilidad de experimentar dos emociones similares (“Si mi primo se comiera mi tarta, estaría muy enfadado con él y triste por quedarme sin mi postre”) y admitiendo, por último, el hecho de que determinados acontecimientos pueden llegar a provocar emociones contradictorias (“Me da rabia tener que ducharme todos los días, pero es agradable lo aseado que quedo después”).

Esta comprensión de las emociones es el resultado del avance de varios aspectos del desarrollo, por un lado de los progresos que se han dado en el ámbito cognitivo lo que le sirve de base para la comprensión de la ambivalencia emocional y por otro lado, la experiencia social que ha ido acumulando a lo largo de estos años que le proporciona las claves para la comprensión de las emociones.

El contexto social diario, proporciona a niños y niñas información útil sobre la expresión y comprensión de las emociones tanto las propias como las de los demás.


 

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