Críticas a la Escuela Nueva
Las críticas no se produjeron por igual en todas las escuelas.
A pesar de haber pasado bastante tiempo, en la actualidad aún encontramos argumentos y justificaciones similares aportadas por quienes no quieren aceptar las necesarias reformas educativas.
Las críticas con sus respectivas respuestas son:
- La educación progresista en una improvisación no planeada.
La Escuela Nueva no siempre se sirve de la improvisación ya que se requiere de un determinado tiempo para elaborar sus programas educativos.
- Se proporciona escasos conocimientos.
El fin de la educación no es sólo proporcionar conocimientos, reglas o fórmulas.
Lo importante es que se recoja de cada materia lo fundamental, la idea a transmitir y sobre todo, se pretende la formación integral de la persona para aprender a vivir en concordancia con los demás, tener una personalidad equilibrada y alcanzar la integración social.
- La enseñanza progresista sólo funciona con maestros muy preparados.
Lo que se busca es que quienes se dedican a la enseñanza sepan no sólo enseñar, sino también cómo hacerlo ahorrando tiempo, esfuerzo e incluso dinero.
Esto requiere una mayor preparación que antes cuando se obviaban estos aspectos.
- Su antiintelectualismo.
Esta nueva enseñanza no está en contra del cultivo de la inteligencia sino que atiende a la importancia de la formación intelectual.
También hay que tener en cuenta los aspectos físicos y emocionales de la educación.
- Los llamados “centros de interés” han convertido las escuelas en meros centros recreativos.
No es negativo que en las escuelas se de un ambiente recreativo, ya que evita la distracción, la cual es una causa de obstrucción del aprendizaje.
- La educación progresista está en contra del conocimiento y a favor de la actividad.
No está en contra del conocimiento, sino que no lo considera como su único objetivo. No se trata de sustituir la instrucción sino de aprender de manera activa.
- Falta de disciplina.
Se rechaza la disciplina de la docilidad y se defiende la disciplina que proviene de la espontaneidad, basada en la actividad constante que no da lugar al aburrimiento.
Lo consciente y voluntario sustituye a lo impuesto y lo sumiso.