Captación y aducción

Las aguas atendiendo a su origen se pueden clasificar en aguas superficiales y en aguas subterráneas. Los sistemas de captación de aguas superficiales son muy diversos, mientras que en el caso de las subterráneas el bombeo es el sistema generalmente más utilizado.

Actualmente, son cada vez más frecuentes los abastecimientos de poblaciones por medio de embalses. El nivel de agua contenida en un embalse, varía en función de las aportaciones de lluvia y del caudal de agua que se dirija al consumo. Por esta razón, las torres para la captación de agua se construyen con tomas a distintas alturas, que se abren y cierran por medio de compuertas reguladoras.

Para evitar la entrada de cuerpos que puedan obstruir las compuertas, como ramas u otros materiales, existen una rejas de desbaste colocadas justo en la entrada, que impiden el paso de estos objetos que pueden dañar o impedir el funcionamiento de las compuertas.

La cota para la toma del agua varía en base a los resultados de los análisis que se realizan en las distintas profundidades del embalse, y que permiten determinar la calidad del agua en los diversos estratos. En cada momento ha de seleccionarse la cota en la que los contaminantes sean mínimos ya que, de esta forma, será necesario aplicar un proceso más liviano en la estación de tratamiento de agua potable (ETAP).

La captación también se puede realizar directamente desde los ríos, siendo varios los tipos de tomas que se pueden emplear en estos casos: laterales, de fondo, etc., no existiendo un modelo de toma ideal. En el caso de que el caudal sea escaso, se debe aprovechar algún azud o pequeña presa que garantice siempre un volumen de agua suficiente. Es posible incrementar, en cierta medida, la altura de la lámina de agua de manera artificial, colocando unos gaviones bajo la toma, que pueden reducir la dificultad de captación ante la falta de caudal.

En los ríos, como consecuencia de la mayor velocidad del agua, se incrementan los arrastres de arenas, sólidos, flotantes, etc., por lo que se suelen colocar en la propia toma, rejas de desbaste tanto para finos como para gruesos, llegando incluso a ser necesaria la instalación de desarenadores o de tamices.

A la conducción del agua desde su captación a la planta de tratamiento se le denomina aducción. Existen dos tipos de conducciones:

  • Conducción por bombeo o forzada: se emplea cuando el punto de toma (embalse, laguna, río…) está a una cota más baja que la entrada de agua a la planta de tratamiento.
  • Conducción por gravedad: se emplea cuando el punto de toma está a una cota más alta que la entrada de agua a la planta de tratamiento. En este caso, el agua circula favorecida por la propia pendiente de la conducción, desde el punto de toma hasta el punto de entrada en la planta.
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