Concepto de contaminación atmosférica

La contaminación se produce cuando la composición típica de la atmósfera (78% nitrógeno, 21% oxígeno, 0,9% argón…) se ve alterada en sus proporciones o por la aparición de nuevos componentes (como los clorofluorocarbonos - CFC), ya sea de forma local o global, incidiendo de forma negativa sobre las condiciones de vida o el equilibrio ecológico.

 

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El planeta tiene sus propias formas de control sobre la contaminación atmosférica, por ejemplo la gravedad retira del aire las partículas más pesadas, y la lluvia limpia la atmósfera de polvo y otras impurezas, siendo uno de los dispositivos anticontaminantes naturales más efectivos de la Tierra. Sin embargo, algunas partículas finas y ciertos gases son más persistentes, pudiendo quedar suspendidos en el aire durante largos periodos de tiempo y diseminarse por regiones geográficas muy amplias.

La atmósfera permite la vida en la Tierra, protege a los seres vivos de la radiación ultravioleta (mediante la capa de ozono), los animales toman de ella el oxígeno liberando posteriormente dióxido de carbono, los vegetales (además de lo anterior) toman ese dióxido de carbono para realizar la fotosíntesis, tras la cual liberan de nuevo oxígeno, el vapor de agua asciende desde la superficie de los mares, ríos y lagos y luego vuelve al estado líquido precipitándose sobre la tierra… en conclusión, establece un equilibrio químico que permite la configuración actual de los ecosistemas.

Existen numerosas definiciones de la contaminación atmosférica, pero normativamente destacan las siguientes:

  • "La introducción en la atmósfera, por el hombre, directa o indirectamente, de sustancias o de energía que tengan una acción nociva de tal naturaleza que ponga en peligro la salud del hombre, que cause daños a los recursos biológicos y a los ecosistemas, que deteriore los bienes materiales y que dañe o perjudique las actividades recreativas y otras utilizaciones legítimas del medio ambiente" (Directiva 84/360/CEE del Consejo, relativa a la lucha contra la contaminación atmosférica procedente de las instalaciones industriales; Unión Europea).
  • “La presencia en la atmósfera de materias, sustancias o formas de energía que impliquen molestia grave, riesgo o daño para la seguridad o la salud de las personas, el medio ambiente y demás bienes de cualquier naturaleza” (Ley 34/2007, de calidad del aire y protección de la atmósfera; España).
  • “La presencia en la atmósfera de sustancias introducidas directa o indirectamente por la actividad humana, que pueda tener efectos nocivos o que impliquen molestia grave o riesgo para la salud de las personas o el medio ambiente en su conjunto” (Decreto 239/2011, por el que se regula la calidad del medio ambiente atmosférico y se crea el Registro de Sistemas de Evaluación de la Calidad del Aire en Andalucía; España).

Se han destacado algunas palabras en las definiciones anteriores por merecer una consideración separada, así:

  • Los contaminantes, para ser considerados como tal, deben producir al menos alguna molestia considerable para los seres humanos o el entorno natural.
  • Además, aunque en ocasiones se producen sucesos de origen natural que liberan contaminantes atmosféricos en grandes cantidades (por ejemplo las erupciones volcánicas), la contaminación a la que aquí se hace referencia es de origen antropogénico, por ser aquella contra la que la humanidad puede luchar de forma efectiva (desde la prevención a la corrección de impactos) al ser ella misma su causante.

Dos conceptos fundamentales a la hora de tratar la contaminación atmosférica, cuya diferenciación resulta fundamental para no cometer errores de interpretación, son los de emisión e inmisión.

La emisión es “la cantidad de contaminante vertido a la atmósfera, en un período determinado, desde un foco” o “la totalidad de sustancias que pasan a la atmósfera después de dejar las fuentes de las que proceden”, mientras que la inmisión es “la concentración de contaminantes en la atmósfera a nivel del suelo” [Universidad Politécnica de Valencia, 1998].

Para ambos parámetros, los niveles de emisión e inmisión se suelen expresar en partes por millón de volumen (ppmv) y partes por billón (mil millones) de volumen (ppbv), en el caso de los contaminantes gaseosos, y mg/m3, mg/m3 y ng/m3, tanto para gases contaminantes como para partículas.

La calidad del aire viene determinada por los impactos causados por sus  contaminantes sobre el entorno, y la cantidad de contaminantes en la atmósfera la establece la diferencia entre los que se liberan a la misma y los que, una vez allí, se terminan eliminando, por lo que para minimizar la esta contaminación es necesario controlar tanto lo que se libera (emisión) como lo que permanece en la atmósfera (inmisión).

 

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