La gestión de los vertidos

Por vertido se conoce la emisión al medio natural de efluentes líquidos resultantes de procesos productivos, que según el tamaño y las características de la empresa que los realicen tendrán una mayor o menor incidencia en el medio ambiente. Inevitablemente estos vertidos terminan en el dominio público hidráulico del que se abastecen para los hombres para su consumo, y alteran sus características físicas, químicas y/o biológicas dificultando su tratamiento posterior o incluso contaminando el agua permanentemente.

Desde el punto de vista de la prevención, algunos consejos interesantes pueden ser:

1. Evitar siempre que sea posible, utilizar productos tóxicos o peligrosos, guiándose por el criterio de máxima inocuidad. En muchas ocasiones esto queda encomendado al buen criterio del gestor ambiental de la empresa, pues algunos proveedores eligen con que productos trabajan (como los servicios de limpieza) y habrá que cuales usan antes de contratar sus servicios.

2. Utilizar agua sólo en aquellos procesos que sea necesario, sobre todo hay que poner especial atención en los de refrigeración, donde en muchas ocasiones se puede evitar su uso.

3. Minimizar el consumo de líquidos donde sea posible, estableciendo para ellos sistemas de medida precisa en la dosis o dispensadores que permitan al trabajador usar solamente aquella cantidad de fluido que necesite. Un ejemplo de esto son los inodoros con cisternas de doble pulso, donde el botón pequeño realiza media descarga (en caso de aguas menores) y el grande realiza la descarga completa (en caso de aguas mayores).

 

buenas practicas

 

4. Reducir al máximo la distancia de transporte de líquidos, ya sea eligiendo proveedores más cercanos, usando productos alternativos, agrupando ciertas fases productivas, etc.

Si las medidas preventivas no funcionan y el vertido llega a producirse, habrá que intentar evitar o minimizar el impacto:

1. Impermeabilizando la superficie de trabajo para evitar que los posibles derrames entren en contacto con el sustrato.

2. Disponiendo material secante suficiente en aquellos lugares donde puedan producirse pequeños vertidos contaminantes.

3. Instalando sistemas de recogida de derrames si estos pueden llegar a tener un volumen importante.

4. Prever balsas de evaporación para almacenar efluentes contaminados y gestionarlos como residuos sólidos una vez secos.

Mención especial merece aquí la depuración, aunque para muchos pequeños y medianos negocios el tratamiento de aguas residuales es algo que queda fuera de su responsabilidad, al estar autorizados para verter a la red de saneamiento municipal y pagar las correspondientes tasas públicas, existen otros negocios que realizan vertidos como consecuencia lógica de su actividad y que deben tratar los efluentes producidos para eliminar, en la medida de lo posible, los contaminantes que contienen antes de que acaben en el medio receptor. En muchos países existe una amplia legislación en este sentido, en otros no hay directamente tantas restricciones, pero cuando un vertido peligroso afecta a otro Estado o a un paraje natural reconocido internacionalmente, todos los gobiernos se han mostrado inflexibles con las organizaciones que lo provocaron.

En una industria, dependiendo de su tamaño, pueden preverse desde la construcción de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) hasta sistemas compactos de depuración como:

1. Fosas Sépticas: Consisten básicamente en tanques prefabricados para la sedimentación de sustancias flotantes.

2. Tanques de decantación: Sistema parecido al anterior pero con dos compartimentos, uno superior (donde se separa la fase sólida de la líquida) y uno inferior (donde se digieren las partículas sedimentadas).

3. Lechos bacterianos: Se trata de lechos de piedras y grava donde habitan determinado tipo de bacterias. Se disponen de tal forma que el agua pasa a través de ellos y los microorganismos digieren la materia orgánica contenida en el agua, limpiándola de esta forma.

4. Biodiscos/ biocilindros: Variante del lecho bacteriano que consiste en la disposición de una serie de discos o cilindros sobre los que se disponen las bacterias que van a digerir la materia orgánica.

5. Lagunaje: Se trata de balsas donde se lleva a cabo el tratamiento biológico del agua residual ya sea en condiciones aerobias o anaerobias.

6. Filtros verdes: Se trata de determinados cultivos de plantas (chopos, espadañas o plantas acuáticas) que junto con los microorganismos presentes en el suelo, depuran el agua residual.

Las aguas residuales debidamente tratadas se conocen como aguas regeneradas, y ya pueden ser devueltas al cauce hídrico o directamente al mar, o pueden reutilizarse para determinados usos dentro de la propia empresa o en alguna actividad cercana, por ejemplo:

1. Riego: Tanto en explotaciones agrícolas (para cultivos) y ganaderas (para pastos), como en explotaciones forestales o incluso en zonas verdes y jardines dentro de las propiedades de la empresa, siempre que se garantice la salubridad del suministro.

2. Refrigeración: en usos industriales donde se consuma frecuentemente se pueden instalar sistemas eficientes de recirculación.

3. Limpieza: de parcelas, caminos, vehículos, maquinaria… y todos aquellos elementos inertes que no puedan verse afectados por posibles patógenos presentes en el agua.

4. Saneamiento: para recarga de las cisternas de los inodoros y otros sistemas de recogida de excrementos de origen animal (por ejemplo en explotaciones porcinas o avícolas).

5. Sistema contra incendios: también se puede utilizar esta agua para abastecer las bocas, mangueras y aspersores situados en el interior de las instalaciones de la empresa para hacer frente a posibles incendios.

 

buenas practicas

 

Pero al igual que tiene multitud de usos, se desaconseja el empleo de agua regenerada para fines como el consumo humano, usos recreativos como el agua de baño, fines ornamentales y en general cualquier uso que pueda poner en riesgo la salud de las personas. En este sentido, las autoridades sanitarias de la mayoría de los países establecen aquellos usos para los que puede usarse el agua depurada y aquellos para los que no.

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