Como nombrar lo específico

Hemos hecho alusión a cómo nombrar estas diferentes realidades de forma generalizada marcando la no normatividad con respecto a lo hetero-patriarcal. Sin embargo, también vemos oportuno entrar en definiciones bajo el fin de visibilizar la pluraridad que se esconde detrás de esta forma de nombrar tan generalizada.

También esto nos ayudará en nuestro propósito de romper el concepto de “comunidad” para distinguir las diferentes luchas que en estos momentos (y en torno a estas cuestiones) existen. Todas ellas merecen no ser encerradas bajo un mismo término.

Pero que definamos estas luchas por el reconocimiento social no implica que haya que meter a todas las personas en las categorías que ahora vamos a exponer.

No todo el mundo quiere entrar en definiciones y no todas las personas lo hacen de la misma forma ni se construye a partir de éstas. Por tanto, como señalábamos al principio, hay que reconocer las diferentes formas que tenemos de nombrarnos.

Asimismo, hay que señalar que en cuestiones de orientaciones sexuales e identidades de género no existen tampoco las identidades fijas y que las personas en todo momento (también en estos casos) están en constante transformación vital.

Queremos empezar con esto de las definiciones diciendo, como siempre, qué términos y uso debemos evitar:

 

Como nombrar lo específico

 

  • No hablar de “la homosexualidad” o “el lesbianismo” para catalogar a gays y lesbianas. Estos dos usos esconden connotaciones médicas tras ellos que dan a entender que estas orientaciones sexuales se corresponden con algún tipo de patología. Han sido necesarias muchas luchas sociales para que se considere que la orientación sexual es una elección vital más. Es mejor hablar directamente de gays u homosexuales (cuando hablamos de hombres) y de lesbianas si queremos hacer alusión específica a esta cuestión.
  • Evitar también hablar de “tendencias homosexuales”; expresión que no sólo tiene connotaciones médicas sino que también trae a colación incluso connotaciones “criminales”.
  • Evitar hacer uso del término “homosexual” para hacer referencia a todas las personas que tengan una identidad de género u orientación sexual no normativa. Preferimos hablar en los últimos términos y dejar la palabra “homosexual” para referirnos a los hombres gay evitando así invisibilizar una vez más las luchas femeninas.
  • Evitar hablar de “mujeres gay” porque también se invisibiliza la lucha específica femenina. La visibilización de la palabra “lesbiana” sin connotaciones discriminatorias es necesaria para romper el tabú en el que se ha visto inserto este término.
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