Para trabajar un texto
Ahora, analizaremos un texto de un servidor. Este texto, un ensayo, es un ejemplo de creación literaria. El ejercicio a realizar, es leerlo tres veces.
La primera, como se dice en el argot, "a vuelo de pájaro", sólo como un texto más.
La segunda vez, muy detenidamente, para intentar entender el sentido de lo que se quiere decir.
La tercera vez, para sacar notas del mismo.
Vemos.
NAVEGADORES DE INTERNET COMO SUBCONSCIENTE COLECTIVO: LECTURAS DE UN SIGLO ILUMINADO
Jesús Quintanilla Osorio
"La generación anterior a los noventas del siglo XX, fue testigo de avances a priori en la tecnología, y, con asombro, observó a los nacidos a finales de esta vigésima centuria, adaptarse in situ a la poderosa red de internet—la ciberpista---concebida como una comunicación interna inicialmente para la Secretaría de Defensa de Estados Unidos, y cuyo origen fue el intranet.
Si bien los últimos años del pasado siglo, fueron mudos testigos de la caída del atroz muro de Berlín (símbolo de una guerra fría arcaica con un comunismo inoperable en la práctica pero que consumió a millones), el fracaso del sistema comunista soviético al colapsarse la vieja URSS, la propagación de los ordenadores cada vez más sofisticados, y el surgimiento con tecnología sueca (Erikson) de los teléfonos móviles, conocidos en México como “celular” y en España como “móvil”, han dado un rostro distinto ala sociedad posmodernista de estas primeras dos décadas del nuevo siglo. Sin duda, uno de los mayores ingredientes de este nuevo mundo, este nuevo orden mundial, con la información en nanosegundos en todo el orbe, ha concentrado el pensamiento en los llamados navegadores de internet, desde Google, Mozilla Firefox, y el ya menos popular, Internet Explorer, y muchos otros menos populares.
Los navegadores arropan en sí mismos, el subconsciente colectivo de esta tecnificada humanidad, que traduce en sus “favoritos”, el interés de los cibernautas. Así, podemos leer en Revistas, como muy interesante, como los casos extraños siguen provocando interés, y así las 192 mil visitas a la noticia de una niña con un hormiguero en la cabeza, nos conduce a un mundo de lo mágico y los hechos asombrosos, que continúan ejerciendo su influjo sobre una humanidad ávida de sensaciones nuevas.
Sin embargo, esta Humanidad ávida de novedades, retrata perfectamente el pensamiento colectivo que los navegadores de la ciberpista recogen en cada búsqueda intencionada del internauta.
Este internauta, el homo intellectus del tecnificado siglo XXI, tiene un arquetipo típico: Es un ser pensante, ecologista, consciente del cambio climático, que mejor conduce un vehículo eléctrico con autonomía de 7 horas de viaje, extraído de las películas de ciencia ficción, mientras se comunica a través de un sofisticado y altamente tecnificado teléfono inteligente con cientos de aplicaciones y menos de un kilogramo de peso, que lo conecta a una súper carretera de la información con millones de terabytes disponibles en una nube computacional que rodea como atmósfera artificial, disponibles las 24 horas, los 365 días (o 366) del año, lo cual significa una abierta invasión a la intimidad, de modo que las compañías se adosan lo de la política de protección de datos personales, como parte de su los avisos de privacidad obligatorios, en un mundo donde se puede “hackear” todo un sistema gubernamental y colapsar desde una nación hasta todo el orbe.
Y del otro lado, los beneficios de monederos electrónicos como payback, con sus monedas virtuales que permiten obtener gratificaciones como boletos del cine o hasta reducciones en las tarifas del pasaje de avión.
En este subconsciente colectivo plasmado en los motores de búsqueda, los navegadores de internet, se reúne todo el pensamiento de la humanidad, y son un eficaz diagnóstico de las preocupaciones de esta psique universal, envuelta en este shock del futuro que es lo cotidiano entre los descubrimientos e inventos cada vez en menos tiempos y ya no por serendipias como la penicilina, y tales descubrimientos e inventos se suceden en horas, de modo que, por ejemplo, las compañías de teléfonos móviles y ordenadores, se pelean por ser los primeros en cada innovación tecnológica y científica.
La internet, verbaliza el gran cuerpo de la Humanidad en pensamientos expresados en bytes, y expone los rasgos de una sociedad medievalizada, donde los señores del castillo, habitan encriptados en sus cuarteles de Sillycon Valley, Estocolmo y Helsinki, en sus Steves Jobs, rostros de facebooks, con la eterna mordida de la manzana , sugiriendo la mente del gran genio informático, mientras el engranaje económico envuelve a esta sociedad celudirigida, en una obsesión, que acerca a los enemigos desde Tokio a la Ciudad de México, y los distancia tanto que olvidan hablar cara a cara o con la voz, porque basta un “wats” o un texteo con ideal nol como lenguaje, desvirtuando el idioma español en sus esquemas de escritura, y curiosamente, todos los entienden, porque comprime las ideas sin respetar signos de puntuación, como coloquializando los pensamientos, sin estéticas ni reglas gramaticales.
¿Y qué nos enseña este subconsciente colectivo, este preconsciente de una sociedad tan altamente tecnificada? Si Freud ve en los sueños la expresión del subconsciente, ¿Qué sueños percibe hoy la Humanidad y son visibles a todos? ¿Qué miedos y deseos revela este subconsciente formado por bytes? La mente humana colectivizada en lenguaje cibernauta representa la expresión de lo que el Hombre y la Mujer son en este momento de la historia.
Cabría preguntarnos cuales son los tópicos más buscados en la actualidad. Sin duda, uno de ellos se refiere al medio ambiente, con una cultura apocalíptica de la ecología (que curiosamente no ha cambiado hábitos en mucha gente aún tirando basura). Las preocupaciones sobre el cambio climático dibujan toda suerte de temores en las mentes de esta cibersociedad. A esto, sumaremos a los motores de búsquedas, los grupos de intervención como change.org, Greenpeace, y muchos más, las cuales, con el apoyo de las miles de firmas, levantan protestas cibernéticas ante organismos públicos y privados para frenar, por ejemplo, las peleas clandestinas de perros. Otras buscas intencionales son las vidas de personajes de la televisión y el cine, además de tópicos sexuales desde pornografía simple, hasta la snuff (como en la cinta “8 mm” de Nicolás Cage), con su carga adicional de delito. También son cada vez más frecuentes las visitas a sitios con contenido espiritual, como la Biblia y el Corán, y el intencionado rastreo de consejería. Las descargas de música y de videos son frecuentes, y libros electrónicos, que pueden ser vistos en Tablet, pcs y celulares (o móviles). La biblia, en sus muy diversas traducciones y versiones, sigue siendo el libro más descargado de la historia.
Este pensamiento colectivo nos enfoca sobre la mente de la humanidad, con un subconsciente lleno de ideas diversas: Desde el profundo anhelo espiritual y el deseo de la paz, hasta el malavenido snuff con su maldad intrínseca. Y en medio de este blanco/negro, hay diversidad de tonos, los grises de la mediocridad hasta los más sublimes.
El ser humano requiere de los mismos satisfactores: paz espiritual y luz en un mundo agrietado en sus valores, por una moralidad relajada que festeja en público, lo que en privado condena.
La internet revela la piel de los pensamientos, barnizada en un hedonismo banal, mientras se padece de soledad y se sufre en silencio, mientras parecemos borrar distancias con los mensajes instantáneos como el café soluble, se acentúa más la soledad y las divisiones, al dejar de lado lo ortodoxo para sumarse a la autodestrucción.
Debemos retomar el camino de la hermandad y usar la tecnología como una bendición, y no como otro de los enemigos que nos acechan con dientes de silicio, ojos infrarrojos, y alma de bytes, para devorar el alma colectiva de la Humanidad".
Este es el texto completo, con todos sus matices y formas.
Preguntas que podemos hacernos.
¿Qué mensaje nos transmite?
¿A quién está dirigido?
¿Cuál es su propósito?
¿Qué palabras no me son familiares o comprensibles?
Este ensayo está escrito en un estilo muy elevado y dirigido a un público docto, es decir, versado, no será comprensible a quién no está acostumbrado a analizar.
¿Quieres escribir ensayos, cuentos, novelas, poesías? Sigue estas lecciones y podrás hacerlo.
Nos vemos en la siguiente lección.