Un modelo sobre el comportamiento emprendedor

González Domínguez (2002) se pregunta: ¿Por qué se crean nuevas empresas? ¿Basta con que un emprendedor tenga una idea para que se decida a crear una empresa?, ¿cualquier persona que tenga una idea es emprendedora y puede ponerla en marcha creando su empresa?. En el estudio del emprendedurismo surgen estas cuestiones una y otra vez, y cada teoría intenta darle respuesta desde su propia perspectiva.

 

El modelo que se presenta en la Figura 3, es una aproximación a ésta realidad emprendedora. Para desarrollar la actitud emprendedora, en primer lugar, se debe tener una idea de la posterior empresa (Schumpeter, 1934; Carree y Thurik, 2002; Fishbein y Ajzen, 1976; Pinchot, 1985;Ronstadt, 1984), lo que se refleja en el componente cognoscitivo. Tal y como lo afirma Bumm (1988), “sus ideas de negocios reflejan la frescura de la adolescencia, ya que los emprendedores ven al mundo con ojos de juventud”.

 

Asimismo debe anhelar fundar su organización, el componente emocional, o como lo llaman algunos autores el “deseo de ser independiente y tener autonomía” (Auken, 1999; Boyd y Gumpert 1983;Montagno y Kuratko, 1986; Begley y Boyd, 1987; McClelland, 1987), y éste “deseo dependerá de la valoración que haga de múltiples factores y circunstancias (tranquilidad, aversión al riesgo, necesidad de logro, etc.)”.

 

comportamiento emprendedor

 

El último componente de esta área, es el componente de comportamiento, que influye en gran medida, ya que Herron y Robinson(1993) encontraron que el comportamiento y las habilidades del empresario tienen un impacto significativo en el funcionamiento de la empresa. Sin embargo, autores han indicado que la personalidad también tiene un impacto considerable en la decisión de lanzamiento y en el comportamiento (Carter, Gartner, y Reynolds, 1996; Morris, 2003). En tanto que Robinsonet al. (1991) argumenta que las actitudes personales son los mejorespredictores de las tendencias y características emprendedoras.

 

Aunado a lo anterior, también existen una serie de factores sociodemográficos que intervienen en la actitud emprendedora, a través del impacto que tienen en sus diversos componentes, a saber: género, educación (Johnson, 1994), cultura y valores (Hatch, 2000; Kiggundu, 2002; McClelland, 1961; Dunkelberg y Cooper, 1982; Hornaday y Aboud, 1971; Timmons, 1978), y antecedentes familiares (Shaver y Scout, 1991).

 

Con relación al género, Brenner (1982) expresa que “si una mujer tiene éxito, ella no cumple con las expectativas sociales sobre su rol femenino y experimenta consecuencias negativas, como la impopularidad y la pérdida de feminidad”; en consecuencia, los hombres son más dominantes y están más orientados hacia el logro que las mujeres, lo que explicaría porqué los varones son más propensos a crear empresa que las mujeres, aunque para otros autores esto es “debido a características psicológicas” (Sextony Bowman-Upton, 1990).

 

La educación influye de manera positiva en los emprendedores (Morris, 1998). Existe evidencia reciente donde se sugiere que la enseñanza no convencional ayuda a los empresarios a tener éxito; de hecho, los empresarios de hoy tienen grados de estudios avanzados y probablemente sean graduados de la universidad, y una experiencia educativa creativa y ambigua, eleva el nivel de emprendedurismo (Morris, 1998).

 

Kolchin et al. (1987), con relación a la educación, expresa que “no se puede predecir de dónde los emprendedores florecerán, se requiere mejor hacer un trabajo cultivando el espíritu emprendedor que está en todos nosotros”, lo que Rae y Carswell (2001) denominan “aprender a emprender”.

 

Los valores y la cultura tienen mucha influencia en el desarrollo de una actitud emprendedora. Ya lo afirma Godley (2001), cuando dice que “parece razonable suponer que la cultura pudo ser de importancia particular cuando viene a explicar variaciones en la fuente de emprendedurismo.

 

El emprendedurismo es una actividad donde se toma mucho riesgo, en contraste a la alternativa de tener un salario fijo en el trabajo. La fuente del emprendedurismo dentro de una economía puede darse no solamente por relación a los beneficios económicos, sino también debido a ciertos valores culturales referentes al riesgo y a la incertidumbre”.

 

Otro aspecto interesante a considerar son los antecedentes familiares, en donde se nota que “muchos emprendedores descienden de familias en las que alguno de sus miembros ha sido o es empresario o autoempleado, facilitándose así una cultura y unos valores proclives al emprendedurismo” (González Domínguez, 2002). Morris (1998, p.68) plantea que los antecedentes familiares son muy importantes, y que una vida personal con experiencia familiar autoritaria de parte de los progenitores impulsa al emprendedurismo, en tanto que una familia unida, paternalista, proteccionista, influye en que exista un bajo nivel de emprendedurismo, igual sucede con la educación, experiencias de grupo y experiencias de trabajos anteriores. Esto puede verse en la Figura 2.

 

vida personal

 

Finalmente, se incluyen los factores ambientales, según González Domínguez (2002) son muy diversos y constituyen, uno o varios de ellos, como los desencadenantes de la actividad emprendedora, y son los motivos que en diversas investigaciones los emprendedores emplearon para provocarles y dar el primer paso en la creación de su empresa.

 

Entre éstos factores se mencionan los siguientes: pérdida del trabajo, deseo de independencia, oportunismo, ser su propio jefe, aprovechamiento de la experiencia adquirida, una salida ante la falta de alternativas laborales, y aprovechar ayudas institucionales.

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