Decisionalidad
Si entráramos en un estudio detallado sobre la toma de decisiones como proceso cognitivo, podríamos encontrarnos con una relación de estrategias variadas que ayudarían a entender cuáles son los mecanismos intelectuales que se ponen en marcha cuando se tiene que optar por una u otra alternativa. Este proceso en muchas ocasiones es automático y, en otras, se hace de forma consciente.
También podemos entender la toma de decisiones de forma simplificada, en función de los criterios que utilizamos para ello que, en mi opinión, son dos: el "me apetece" y/o el "me conviene". Tal es así, que basculamos utilizando uno u otro según sea el objetivo de nuestra elección. No hay un criterio mejor que otro, cada uno deberá tenerse en cuenta en función de lo que se vaya a elegir.
En el caso de la personalidad adicta, la toma de decisiones tiene dos factores añadidos más que influyen de forma esencial en ella:
- La ausencia de criterios de responsabilidad, ya citada anteriormente, que hace que la elección sea más desde el impulso que desde la racionalidad.
- La ausencia de una adecuada tolerancia a la frustración. Precisamente se continúa con la adicción porque se es incapaz de sufrir el no obtener los beneficios inmediatos que proporciona aquélla, ya sea el placer del consumo de una droga o la imposibilidad de practicar cualquier conducta que se ha convertido en adictiva (es el caso, por ejemplo, de la nomofobia, o el miedo a estar sin el teléfono móvil).