La necesidad del sistema escolar para los altletas

El deporte de alta competencia puede y tiene las posibilidades de coadyuvar a la formación ciudadana integral de los estudiantes deportivos, sean estos de nivel medio o universitarios, inculcándoles la cultura axiológica deportiva, que es el núcleo de la preparación sociológica del entrenamiento deportivo. Los atletas y entrenadores deben sentir como una convicción de que su reto mayor no es sólo competitivo, sino sociológico.

 

Pensar desde que comienzan los trajines en el deporte de alto esfuerzo, que los puntos de vista de las dimensiones socioculturales de la escuela, repercuten y se interconectan con los resultados alcanzados en las competencias, y que en modo alguno conforman un remiendo para mantener entretenidos a los atletas con otra carga superior más con la cual llenar su expediente en la planificación de la preparación deportiva, sino una valiosa ayuda para la formación integral del profesional deportivo que se requiere en el país, dado que la experiencia escolar, no representa sólo una competición más en que se participa como parte de una carrera de equipo con vista a ganar dicha competencia, sino que se combina toda una sabiduría teórica que sistematiza la escuela, con una intención práctica deportiva, que puede perdurar para toda la vida ulterior del atleta, en correspondencia de cómo se implemente esta superación.

Siempre dependerá de las enseñanzas que encierra la gestión de los entrenadores de conjunto con el sistema escolar en la integración, formación y disposición de los atletas hacia la actividad escolar como parte intrínseca de su formación deportiva. En ocasiones resultan peyorativas y hasta insultantes el llamado que con razón se hace hacia la fusión de la escuela con el entrenamiento deportivo, analizándose por separado y hasta desentendiéndose una del otro. Esto constituye uno de los errores más notorios que se puede inculcar al atleta de la alta competencia. Este debe ser preparado para toda la vida por venir y no sólo para los instantes de fertilidad deportiva.

En este sentido hay que destacar el trabajo hombre a hombre y mujer a mujer, que en el plano deportivo, aún tiene reservas que aportar todavía en cuanto a la integralidad de la formación de la persona humana, siempre que se defienda hasta las últimas consecuencias, armado de una afanosa convicción sociológica.

 

El deporte se ha convertido desde el siglo XX y hasta nuestros días en un fenómeno sociológico mundial donde grandes masas de hombres y mujeres en el planeta se mueven al compás de sus complicados acordes. Su "melodía" conduce a niños, adolescentes, jóvenes y adultos a una especie de códigos y símbolos que se han tornado universales, holísticos, ecuménicos, dado que ya no se reconocen las fronteras ni idiomáticas, ni siquiera idiosincráticas como tal, para que se interfiera en el carácter masivo de su delirio.

Las excelentes XXXI Olimpiadas de Río 2016, en Brasil, es un ejemplo claro de esa afirmación y una de las páginas visibles de que se puede fue cuando las atletas de 5000 metros tropezaron y ambas se ayudaron a concluir la carrera, momento que fue utilizado por el COI, para homenajear a ambas con su participación en la final de ese evento. Este gesto que es sociológico por su impacto, no sólo alimenta el sentido del deporte, sino el sentido de la vida por sobre todas las cosas.

Se demuestra una vez más que el deporte sí puede educar, y mucho más, formar valores que simbolizan en sí mismos un sentido de la vida y para la vida, que incluso ha sido utilizado como mecanismo de persuasión en conflictos de bajo y alto nivel, así como también como un aspecto de integración social. Los juegos olímpicos antiguos constituyeron ejemplos igualmente de esta realidad de acercamiento y paz. En la actualidad el seguimiento intensivo a los hechos deportivos se agiganta, consiguiendo la trascendencia que lo ha convertido en una herramienta de socialización que nadie discute, dado que articula a los más disímiles y diversos estamentos de la sociedad en virtud de intereses nobles y de sano esparcimiento, solaz y pasatiempo.

 

Sin embargo, al mismo tiempo han surgido, fenómenos coligados al deporte, pero no consustanciales al mismo, que son contrarios a su desarrollo y que requieren ser transformados. Junto al despliegue cada vez mayor del fenómeno sociológico del deporte, crece la mercantilización, el doping, las ventas de los juegos, la violencia y otros elementos que nada tienen que ver con el hecho deportivo como tal.

 

El acrecentamiento de la importancia del deporte para las últimas décadas, junto a la posición central y estratégica que ocupa en las sociedades modernas, por su contribución a la identidad individual, la legitimidad política, la integración social, las relaciones internacionales, la reproducción y desarrollo cultural y económico de las comunidades en las que se practica o en el país en el que se realiza algún tipo de evento deportivo, obliga a abandonar cualquier planteamiento que aborde al deporte como una actividad menor, de carácter meramente marginal o secundario.

Evaluar su incidencia sobre el resto del mundo desde cualquier ángulo y perspectiva, así como justificar el nivel de su interés económico plantea algunos problemas, para lo cual prácticamente siempre son utilizados instrumentos y métodos de análisis que se apoyan en los denominados estudios de impacto, que la mayoría de las veces, permiten describir y cuantificar objetiva y económicamente la capacidad que tiene el deporte para generar rentas y crear empleo en el área geográfica objeto de investigación, a pesar de las imperfecciones y limitaciones que presenta, pero que en la práctica se obvian las rentas en el orden social, que son las que hacen que el deporte sea más vitálmente humano.

 

Su mejora y adecuación a las necesidades reales pasa por la adopción de conceptos, definiciones e indicadores claros, concretos, armonizados y de ser posible, aceptados por todos los implicados; en la elaboración de estadísticas capaces de suministrar datos regulares, sistemáticos, fiables, precisos, comparables en el tiempo y en el espacio y que puedan, además, ser encuadrados en un marco metodológico reconocido internacionalmente; así como por la concienciación de los poderes públicos de su elevada significación económica, política, cultural y social en general. Adentrarse en esos vericuetos conlleva profundos retos a la comunidad científica, a los organismos y organizaciones encargadas, en las instituciones vinculadas al deporte.

escuela

Lazaro Raul Acosta González

Doctor en Ciencias Filosóficas por la Universidad de La Habana

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