La atracción como motivo de combinación (II)
Os propongo la siguiente posición (Diagrama 15). El turno es de las blancas. ¿Usted qué jugaría?
Realicemos un breve análisis de la posición. Aparentemente las negras tienen una posición defendible. Su alfil se encuentra centralizado y en una posición muy activa.
Su torre utiliza una columna semiabierta y se encuentra defendida por un peón. Si la dama blanca ataca al rey, éste puede moverse y defender a su dama para evitar perderla, por ejemplo con la jugada 1.Dh8+, Re7 y todo es manejable. Pero como siempre existe un “pero”… y es la fantástica jugada 1.Tc8!. (Ver Diagrama 16).
Esta es una jugada de “clavada”, ya que el bando negro no puede proteger su dama porque queda a la descubierta su rey y sería una jugada ilegal. Con esta jugada, las blancas fuerzan la captura de su torre con la dama negra con la jugada 1…Dxc8. (Ver diagrama 17).
De acuerdo. Ahora las negras ya tomaron la torre. Y ahora viene el quid de la cuestión. Recordemos el tema central que estamos tocando, que es la “atracción”.
Resulta que con el sacrificio de torre hemos atraído a la dama enemiga a una casilla en donde no se encuentra defendida, por tal motivo ahora las blancas ya pueden realizar la tan esperada jugada en donde obtendrán de ganancia la “dama” y por ende, la partida. La jugada ganadora es 2.Dh8+ y no existe ninguna manera de proteger la dama negra, que se pierde irremediablemente.
Ahora analicemos una partida real, jugada entre dos grandes exponentes del juego ciencia. Me refiero a S. G. Tartakower y Ricardo Réti, que disputaron la siguiente partida en Viena, en 1910. (Ver diagrama 18).
En esta posición le corresponde jugar a las blancas. Pero comencemos desde el principio de la partida misma. Veamos el Diagrama 19.