Finales con muchos peones (2)

(46) Finales de torres
Finales con muchos peones 
(Guillermo Gutiérrez)

Ajedrez

La posición de análisis que presentamos se produjo en una antigua partida disputada entre Teichmann contra Schallop en 1896. Luego de  1.Tc4 las negras ganan de manera muy sencilla. Veamos: 1...Td2 (en la partida se jugó 1...Tb6 y luego de  2.Rg1 Rf6 3.Rf1 Re6 4.Re2 b3 5.axb3 Txb3 6.Ta4 Tb2+ 7.Re3 a2 las negras han logrado finalmente el avance del peón "a" hasta la segunda horizontal, por un camino más largo.

Ahora también se gana sin mayores dificultades. 8.g4 Rd5 9.g5 Rc5 10.g4 Rb5 11.Ta8 Rb4–+ las blancas se rindieron) 2.f3 Txa2 3.Txb4 Tb2 4.Ta4 a2 5.g4 g5 6.Rg3 Rf6 y el monarca negro pasa al flanco de dama, mientras que el rey blanco queda reducido a la mínima actividad. 7.Ta5 Re6 8.f4 gxf4+ 9.Rxf4 Txg2 10.Rf3 Tc2–+ y ahora solo es cuestión de técnica para ganar el final.

Los ejemplos que acabamos de estudiar, finales con muchos peones en un flanco, y un peón libre en el otro lado, permiten deducir las siguientes conclusiones:

1) Si la torre del bando fuerte se encuentra detrás del peón libre, mientras la torre contraria ha de bloquearlo, la defensa no puede tener éxito. Sólo la formación de un fuerte peón libre en el flanco contrario permite dificultad la victoria, y aún salvar la partida.

2) La situación de la torre del bando débil detrás del peón libre, mejora considerablemente las perspectivas para la defensa, y a menudo conduce la partida a tablas.

3) El plan estratégico, que consiste en llevar el peón libre hasta la sexta horizontal, y apoyarlo con el monarca, permite capturar uno o dos peones del flanco opuesto al bando débil, y como consecuencia, crear un peón libre, que puede llegar a convertir el final en otro de torre contra peón.

La mayoría de las veces termina en tablas, porque el rey del bando fuerte acostumbra a quedar alejado, y llega demasiado tarde para frenar al peón enemigo. Si el bloqueo del peón libre dificulta la formación de otro peón libre contrario, mejoran las perspectivas de ataque para el bando fuerte.

La exacta conducción del juego puede llegar a la consecución de tablas; pero muchas veces hay que ceder un segundo peón para convertir el final en otro de torre y el par de peones de torre y alfil de un mismo flanco, contra torre, coya final, en la teoría, está considerado que debe terminar en tablas.

Si el peón libre es de caballo, en lugar de torre, es más difícil obtener la victoria.

4) Un peón que ha llegado a la séptima, defendido lateralmente por su torre, dificulta en grado sumo la defensa. La defensa puede tener éxito solamente si se puede formar un peón libre en el otro flanco. Si no existe la posibilidad de crear contrajuego la derrota es inevitable.

5) Un peón que ha llegado a la séptima, defendido por su torre desde la octava, garantiza la victoria sólo en el caso de que para el rey del bando fuerte exista como objetivo de ataque la ganancia de un peón en el otro lado del tablero.

Además, es indispensable la creación de un segundo peón libre en las líneas de rey o alfil de rey (o de dama o alfil dama, según el flanco).

Si el segundo peón libre es de caballo o torre, no es suficiente para forzar la victoria.

Estas normas generales, naturalmente, no abarcan necesariamente a las posibilidades de otra la gama de posiciones.

El concreto enjuiciamiento de una posición puede, en todo caso, aconsejar el dar a la lucha otro sesgo, siempre que se juzgue bien fundamentado.

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