Dama contra peón en séptima II
(13) Finales de dama
Dama contra peón
(Guillermo Gutiérrez)
Los finales de damas forman hasta cierto punto, la base de la teoría de finales.
La sistematización de los finales de dama resulta mucho más difícil que en el caso de los finales de peones, por las muchas posibilidades que existen aquí.
Por ejemplo, es bien sabido que una dama normalmente gana contra una de las otras piezas, o contra dos piezas menores, mientras que sólo hace tablas contra las dos torres o una torre más pieza menor.
En consecuencia nos abstendremos de examinar en detalle semejantes posiciones. Nos interesan principalmente las posiciones o grupos de posiciones en que la victoria o las tablas pueden demostrarse a partir de principios generales, con pocas excepciones. Y de tales finales consideramos con preferencia los que tienen un valor práctico.
En este sentido, no vamos a examinar en detalle todas las ramificaciones de los finales de dama, sino simplemente las posiciones típicas y tradicionales de estos finales, para que el amigo lector tenga las herramientas principales para defenderse o atacar en este tipo de finales.
Cuando tratamos el final de una dama contra un peón, a primera vista nos puede parecer extraño el considerar finales con material tan dispar, ya que la dama generalmente gana con facilidad. Sin embargo, cuando el peón ha alcanzado la séptima fila pueden surgir complicaciones.
Esta situación, como ya hemos visto, es muy común en la práctica, y por ello el lector debe saber con exactitud cómo manejar dichas posiciones. Veamos la posición de estudio de esta lección.
Si las negras tienen un peón central en la séptima fila, las blancas ganan siempre, por lejos que se encuentre su monarca, quitando casos excepcionales en que la coronación del peón no puede impedirse en la primera jugada a causa de una situación desfavorable de las piezas blancas.
A partir de la posición de análisis, el blanco gana obligando al monarca negro a situarse en la casilla de delante de su peón, lo cual le proporciona al primer jugador un tiempo que utiliza para acercar su propio rey.
La partida podría continuar así: 1.Db2 Re1 (No es mejor 1...Re3 a causa de 2.Dc2 Re2 3.Rb7 Re1 4.De4+ Rf2 5.Dd3 Re1 6.De3+ Rd1 7.Rc6+- como en la variante principal) 2.Db4 Re2 3.De4+ Rf2 4.Dd3 Re1 5.De3+ Rd1 y las blancas han conseguido su propósito, y ahora puede acercar gradualmente su rey repitiendo la maniobra anterior. 6.Rb7 el monarca blanco ha logrado salir del rincón del tablero, y se dirige a apoyar a su dama6...Rc2 7.De2 Rc1 8.Dc4+ Rb2 9.Dd3 Rc1 10.Dc3+ Rd1 nuevamente se ha repetido la maniobra, y ahora el rey blanco podrá avanzar una casilla más, hacia la zona en donde se encuentra la acción del juego 11.Rc6+- (1–0) Está claro que este mismo método se puede usar también contra un peón de caballo ("g" o "b"), pero la situación cambia contra un peón de torre ("a" o "h") o un peón de alfil ("c" o "f").