el origen de la expresión "estar a dos velas"

Cuando no tenemos nada de dinero decimos coloquialmente que “estamos a dos velas”, indicando de esa manera que llevamos los bolsillos vacíos.

Esta expresión surge de las partidas de cartas clandestinas, en las que además de los jugadores solía haber un “banquero” o persona encargada del dinero que se jugaba en la misma, y que se alumbraba con un par de velas.

Cuando alguno de los jugadores tenía la suerte de su parte y ganaba una mano tras otra podía dejar a este personaje sin un solo billete o moneda, acompañado simplemente por la tenue luz de las dos velas con que se iluminaba; es decir, lo dejaba literalmente “a dos velas”.

 

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