el origen del cochecito para bebés
Nos tenemos que remontar hasta 1733 para conocer el origen de los primitivos cochecitos de bebé, justo al momento en el que el Duque de Devonshire le “pregunta” a William Kent (famoso por sus diseños de jardines) si sería capaz de diseñar algún artilugio que sirviera para divertir y al mismo tiempo transportar a sus hijos... por lo que el bueno de Kent empieza a pensar (no podía negarse) y se le ocurre crear una especie de cesta con unas ruedas que serían tiradas por algún animal de pequeño tamaño, un pony, por ejemplo.
Esta idea encantó a la sociedad del momento (incluso se hicieron artilugios de este tipo para adultos).
Pero no será hasta 1848 cuando se produzca la verdadera revolución en esta materia, pues los animales de tiro fueron sustituidos por una especie de manillar para que los padres, madres o nodrizas fuesen los que sirvieran de energía para mover el carrito.
A partir de este momento las innovaciones se sucederán, convirtiéndose no solo en un objeto de uso cotidiano, sino en algo necesario para las familias.
Pero seguían siendo del todo pesados y difíciles de llevar de viaje, por lo que habría que esperar hasta los años ’60 del siglo pasado, en los que Maclaren (un ingeniero aeronáutico) impulsará algunos cambios que hicieron de estos carritos unos elementos menos engorrosos de transportar; evolucionando hasta los modelos actuales, de materiales más ligeros y diseños más ergonómicos.