el origen de la expresión "Venir de perilla"
Algo “viene de perilla” cuando ante un problema o necesidad, de pronto encontramos una solución u oportunidad para solucionarlo.
La perilla a la que nos referimos no es la barba de la barbilla, sino una especie de asidero con forma de bola que se sitúa en la parte delantera de las sillas de montar a caballo; especialmente útiles para los jinetes inexpertos.
Ante cualquier imprevisto o gesto del caballo, esta perilla es una especie de “salvavidas” al que agarrarse cuando no se es muy hábil con las riendas.
De ahí que cuando algo viene como “caído del cielo” y nos soluciona un problema, nos “venga de perilla”.