el origen de la expresión "poner los cuernos"

Como casi siempre, hay diferentes versiones según la fuente que consultemos, por lo que en nosotros está el creer como más veraz una u otra.

Algunas fuentes nos indican que al parecer el origen de la expresión “poner los cuernos” se lo debemos a los vikingos, pues los jefes de las aldeas o poblados tenían una especie de “derecho de pernada” sobre las mujeres de su territorio, es decir, podían mantener relaciones con cualquiera de las allí presentes sin ningún tipo de compromiso.

Cuando esto ocurría el jefe colocaba en la puerta de la casa su casco, adornado por los dos cuernos típicos, de manera que nadie se atreviese a importunar.

Esto dio origen a la expresión que hoy tratamos para referirnos a algún tipo de infidelidad, pues estas mujeres solían estar casadas o eran pretendidas por algún muchacho de la misma tribu, que sentirían como una infidelidad la desgracia de que el jefe del clan se fijase en su amada.

Otras fuentes cuentan la misma historia, pero con los nobles británicos como protagonistas y una cornamenta de ciervo en las puertas de las casas.

 

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Algunas nos llevan hasta España o México, donde se utiliza la palabra “buey” como sinónimo de tonto, persona ridícula o poco viril; por lo que al ser víctima de una infidelidad (generalmente el hombre) acumulaba todos estos calificativos en estos atributos que imaginariamente adornaban su cabeza para convertirlo en ese buey al que antes nos referíamos.

Y finalmente al relato del ”Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita, en que narra la historia de un pintor que marcha durante dos años de viaje y antes de partir le pinta un cordero a su esposa bajo el ombligo. Como la esposa no le es fiel, el cordero se le borra, por lo que pide a su amante (otro pintor) que le dibuje un cordero... dando como resultado el dibujo de un carnero por parte del amante.

Al regresar el marido le pregunta a la esposa que cómo es posible que el cordero que dibujó hace dos años, se convirtiese en un cordero, obteniendo la respuesta por parte de la esposa de que era lo normal, pues en tan largo tiempo el cordero crece y se convierte en un estupendo carnero; y de aquí la expresión “poner los cuernos”.

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