Doctor, doctor, creo que me voy a morir...
En la madrugada llovía torrencialmente y hacía un frío del carajo. A las dos de la mañana suena el teléfono en casa del médico.
-Dígame, pregunta el doctor.
-Doctor, dijo la voz del paciente, ¡Venga enseguida! ¡Creo que voy a morir!
El médico se vistió rapidamente, salió a la calle y caminó 5 Km hasta la casa del paciente.
Llegó, lo examinó con detenimiento y le preguntó seguidamente:
-¿Ha hecho ya testamento?
-No doctor, respondió pálido el paciente.
-¡Hágalo enseguida! ¡Llame inmediatamente al notario! ¿Tiene parientes?
-Sí. doctor.
-¡Llámelos inmediatamente! Usted cree en Dios, ¿verdad?
-Sí, doctor.
-Haga venir inmediatamente a un sacerdote.
-Pero doctor, ¿quiere decir entonces que estoy a punto de morir, que estoy muy grave?
-Claro que no, estalló el médico, ¡Usted está perfectamente bien y tiene vida para largo! Lo único que me molesta es ser el único imbécil que tiene que dejar la cama a las dos de la mañana, en una noche como esta, para venir hasta su casa.