Segregación horizontal y vertical

Con todo lo que hemos visto hasta el momento, ya podemos comprender que la desigualdad en el ámbito laboral se pone de manifiesto de diferentes formas. Unas de las más abordadas a nivel mediático, y de las que encontramos muchos datos estadísticos son las desigualdades salariales.

Además de éstas hay otras muchas en las que las mujeres salen peor paradas, como por ejemplo: peores condiciones laborales, infravaloración de las actividades y ocupaciones, desigualdad en acceso a puestos de dirección, desigualdad ocupación en diferentes sectores de trabajo, entre otras.

Como ya anteriormente hemos adelantado, cuando se habla de la “brecha de género” hay que analizar diferentes aspectos para poder comprender cómo y por qué se da esa brecha.

Según la legislación existente en la mayoría de los países, ante un mismo puesto de trabajo una mujer no puede tener un salario diferente a un hombre. Si esto es así, ¿cómo es que todavía las mujeres cobran mucho menos, tienen peores condiciones y es menos valorado su trabajo?

Para comprender esto nos ayudará explicar qué es la segregación horizontal y vertical.

La segregación horizontal hace referencia a la concentración de hombres y mujeres que hay en diferentes sectores de ocupación laboral.

Ejemplo:

OCDE 2014 (2)

OCDE 2014 

OCDE 2014

OCDE 2014

En el sector servicios hay más mujeres, mientras en el sector industrial hay más hombres, en una visión general.

Fuente: OCDE (gender data). 

Esto también se da a nivel académico, hay formaciones que están feminizadas y otras masculinizadas. A esto se le denomina segregación horizontal.

carreras

 

 

La segregación vertical hace referencia a la concentración de mujeres u hombres en determinados lugares de trabajo, dentro de los diferentes niveles jerárquicos que encontramos en las empresas.

Ejemplo: empresa hotelera

hotel

Hotel

 

Ejemplo sacado de los datos del estudio: Desigualdad mujeres y hombres en el sector hotelero español

La segregación del trabajo por razón de género supone que las mujeres y los hombres tenga un acceso diferencial a los puestos de trabajo, a las ocupaciones y a la formación universitaria. Esto es muy relevante a la hora de comprender la precariedad del empleo femenino y cómo esta se conecta con los trabajos reproductivos, tiempos de ocio, participación ciudadana, entre otras.

Estas dos formas de segregación que hemos señalado hacen referencia a la dificultad que tienen las personas en acceder a diferentes profesiones o puestos de trabajo. Los sectores que están masculinizados van a dificultar el acceso a las mujeres. Aquellos que están más feminizados también conllevan alguna dificultad de acceso para los hombres, aunque generalmente se da en menor medida.

Ejemplo: la profesión de cuidadoras o internas en hogares está feminizada. Es más difícil que elijan a un hombre para cuidar una anciana. Por el contrario, en el sector de la construcción, muy masculinizado, es más complicado que acceda una mujer.

Estas discriminaciones, como ya hemos apuntado en anteriores apartados, se acentúan, por ejemplo, en caso de que la persona  tenga origen étnico diferente al que es más general en la zona, o cualquier diversidad que salga de los estándares normativizados para ese sector/profesión.

Ana Valero Rey

Consultora y formadora en temáticas de género e igualdad

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