Habilidades del emprendedor

Numerosos estudios demuestran que los individuos poseen cualidades o rasgos propios que son distintivos de su personalidad, estos le dan un sello particular a su forma de ser, los que son atribuibles a factores endógenos como es la herencia. (Como por ejemplo, habilidades físicas, intelectuales, psicomotoras, etc., denominadas por algunos autores como “las inteligencias múltiples”).

 

Estas cualidades configuran individuos con distintas potencialidades o talentos, de manera que existen sujetos que están más habilitados para desempeñarse con mayores posibilidades de éxito en distintas áreas de la vida, como son las de tipo académico, social, emocional, artístico, deportivo, etc. Es importante destacar que ningún potencialidad o talento es de por sí superior a otra.

 

Sin embargo, cuando estas potencialidades no se educan o no se entrenan adecuadamente, disminuyen su expresión y el nivel de impacto que producen en el entorno (P. Flores).

 

También algunos autores recalcan que cuando se trata de habilidades de emprendimiento económico nos encontramos que éstas son las que menos han sido educadas, entre otras razones porque no se conocían o sólo eran manejadas por centros de estudios y un número reducidos de investigadores.

 

Otros estudios además, han demostrado que los rasgos de creatividad, innovación y de asumir riesgos calculados definirían per se a todo perfil emprendedor y serían factores críticos del emprendedor de negocios. Esto diferencia el carácter emprendedor no el éxito. Otros perfiles de personalidad asociados a comportamientos sociales exitosos, por ejemplo un profesional destacado, se relacionarían más con habilidades y conocimientos técnicos específicos.

 

LA INNOVACIÓN Y EL RIESGO VAN DE LA MANO…

 

Entonces, en el campo del emprendedurismo, la “innovación” y el “riesgo” van de la mano. Existirían, además, otra serie de atributos que suelen estar asociados, en mayor o menor grado, al perfil emprendedor, aunque estas características se encuentran, también, en personas no emprendedoras, las que entrenadas o desarrolladas influirían en el nivel de éxito del emprendimiento.

 

Las investigaciones en este ámbito, sumadas al conocimiento práctico, nos llevan postular que los emprendedores tienen asociado a su comportamiento eficaz marcadas cinco rasgos o habilidades de su personalidad. Por ejemplo, el Modelo CREAME de la Fundación MiguelKast determina cinco rasgos, a saber:

 

1. Alto conocimiento de sí mismo y Autoconfianza

2. Fuerte motivación por el logro

3. Visión de futuro real y optimista

4. Capacidad de planificación y organización

5. Comunicación eficaz y generación de redes de apoyo

 

La Cooperación Alemana GTZ, con su Metodología CEFE, plantea once características emprendedoras personales, llamadas CEP’s, que todo emprendedor posee y debe desarrollar, estas son:

 

1. Iniciativa y búsqueda de oportunidades

2. Persistencia

3. Cumplimiento de compromisos

4. Exigencia de calidad y eficiencia

5. Correr riesgos calculados

6. Fijación de metas y objetivos

7. Búsqueda de información

8. Planificación sistemática y control

9. Persuasión y creación de redes de apoyo

10. Autoconfianza e independencia

11. Creatividad

 

Analicemos brevemente cada una de las CEP’s:

 

Iniciativa y búsqueda de oportunidades

 

Oportunidades encontramos en todas partes y en todo el tiempo, frecuentemente oímos decir “en este país no hay oportunidades”, “yo no tengo suerte, otras personas tienen más suerte que yo”. Cuando estamos en una situación difícil “no vemos” las oportunidades que hay, la prueba está en que existen muchas personas que ven las oportunidades y saben como aprovecharlas.

 

Recordemos, que las oportunidades no van hacia una sola persona, tenemos que salir a su encuentro!, no es cuestión de suerte, es cuestión de logro. Debemos prepararnos antes de que surja la oportunidad. La preparación y la oportunidad van juntas, la preparación implica aumentar nuestro conocimiento y habilidades para implementar la oportunidad.

 

Tanto hombres como mujeres, hemos experimentado la sensación cuando surge una oportunidad, generalmente se trata de situaciones inesperadas, que se nos presentan en un estado de búsqueda latente pero no muy consciente. Al reconocer la situación como tal, nos causa físicamente una inquietud interna hacia la acción para aprovecharnos de ella. Hemos observado a nuestro alrededor y nos hemos dado cuenta que hay tanta gente que actúa sin que se lo pidan, que toma iniciativa y se atreve a hacer algo diferente, por ejemplo: un nuevo negocio, un nuevo empleo, estudiar algo diferente?

 

Tener iniciativa significa dar el empujón final y salir a la acción para apropiarse del esperado beneficio. A esta aspiración se combina una situación de riesgo, de dejar lo que se tiene o perder parte de ello. La oportunidad no se dirige necesariamente con total exclusividad a una sola persona y quizás ni aún es una real oportunidad sino un sueño. La oportunidad está para quien se atreva a enfrentar retos, prepararse, concentrarse y sacar ventaja de ella. Buscar o crear activamente oportunidades tiene relación con la comunicación, tanto para informarse como para mantener informadas a otras personas sobre lo que se busca, lo que se pretende hacer, lo que se desea.

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