Teorias Científicas

Las teorías científicas  presentan una serie de características que las distingue de otras explicaciones:

1. Sistemáticas. Las teorías unifican e interrelacionan sistemáticamente un conjunto de proposiciones.

No son un conjunto de información deslavazada e inconexas, sino que representan sistemas de ideas que están relacionadas lógicamente entre sí.

2. Provisionales. Las teorías constituyen intentos de explicación de los fenómenos. Pero son siempre provisionales, no existe seguridad de que  proporcionen una representación completa, exacta y válida para siempre de los fenómenos implicados.

Ahora bien, su provisionalidad no nos debe llevar a rechazar teorías de forma precipitada. Estas deben ser mantenidas mientras la experiencia no niegue los conceptos sostenidos, pues al principio se podrá ver que muchas de las observaciones no concuerdan con la teoría, como consecuencia de múltiples causas perturbadoras.

Sin embargo, éstas no deben ser abandonadas de modo apresurado, sino únicamente tras una cierta refutación (Ovejero Lucas, 1987,  pág. 89)*.

3. Susceptibles de falsación. El carácter científico de las teorías requiere la posibilidad de falsación. Las teorías se refieren a la realidad observable, y debe existir la posibilidad de comprobar la falsedad de la misma.

 

            Tal como manifiesta el profesor Bunge (1983, pág. 417)*: “Ningún conjunto de conjeturas se considerará como una teoría científica factual si no constituye un sistema hipotético deductivo propiamente dicho, si no suministra explicación y previsión y si no es contrastable”.

Determinadas teorías son especialmente fructíferas al orientar la investigación, guiar la recolección de datos y abrir nuevas vías de investigación.

Un valor esencial de las teorías es, que abren el camino para nuevos descubrimientos y son cruciales en el progreso de la ciencia. 

Ello se debe a su carácter hipotético-deductivo, puesto que las hipótesis están dispuestas de tal manera, que tomando algunas de ellas como premisas se siguen las demás como conclusiones.

En un sistema deductivo, las hipótesis están colocadas en una serie de niveles, de tal manera, que las de nivel superior constituyen las premisas del sistema, y las de nivel inferior, aparecen como deducciones procedentes de hipótesis de nivel más elevado.

            El científico no maneja en absoluto sistemas reales, sino que crea idealizaciones de los mismos que conservan algún parecido con ellos. Las teorías científicas se limitan a referirse a unos pocos aspectos del sistema real que esquematiza.

Es decir, las teorías tratan de modelos ideales que representan un sistema. Dichas teorías no son modelos, sino que incluyen modelos. Un modelo es una representación idealizada de una clase de objetos reales.

            Por tanto, tratan sólo determinadas variables seleccionadas y son modelos ideales, siendo sólo parciales y aproximadas, no existiendo la teoría científica perfecta.

Desde el comienzo, al construirse como una idealización de sistemas o situaciones reales, supone una simplificación. Las teorías se caracterizan por su sistematicidad formal y material.

1. La unidad formal de una teoría científica consiste en la existencia de relaciones lógicas entre las fórmulas de la teoría, de tal modo que ninguna fórmula quede aislada.

2. La unidad material requiere una referencia común de sus partes, la cual se refleja en la recurrencia importante de ciertos conceptos claves.

 

            Un mismo fenómeno frecuentemente es descrito o explicado por varias teorías que tratan de modo diferente un mismo hecho o sistema de problemas.

Se estimarán empíricamente equivalentes cuando de ellas se extraiga las mismas consecuencias o proyecciones contrastables, aunque difieran conceptualmente o sean incluso incompatibles.

            La elección entre dos teorías equivalentes requiere analizar cuál concuerda mejor con la evidencia empírica. Sin embargo, en ocasiones dos teorías presentan un grado de concordancia similar, lo que hace preciso recurrir a otros criterios de selección.

En ciertos casos es posible diseñar un experimento crucial que ayude a decidir cual de las teorías rivales rechazar, pero cuando no es posible o concluyente, es preciso recurrir a utilizar criterios lógicos y metodológicos. Siguiendo a Bunge (1989, pág. 925)*  los criterios que pueden ser útiles para seleccionar teorías son:

1. Corrección formal. Las fórmulas de la teoría no deben ser arbitrarias, sino que es necesario que tengan una significación determinada en algún lenguaje. La corrección formal es necesaria para que reciba el apoyo del conocimiento preexistente.

2.Consistencia interna. Las fórmulas de la teoría no deben ser contradictorias, sino compatibles unas con otras.

3. Validez. Las derivaciones de la teoría deben seguir lo más exactamente posible los esquemas propuestos por la lógica ordinaria y las matemáticas.

4. Independencia. Una propiedad formal que se desea tengan las teorías axiomáticas es la independencia de las primitivas, que sean recíprocamente independientes.

Se dice que un conjunto de conceptos es independiente en una teoría dada, si y sólo si, esos conceptos no son interdefinibles, aunque algunos o todos sean definidos en otras teorías.

Esas pruebas establecen cuales son los conceptos básicos necesarios y suficientes de una teoría, y orientan primordialmente la atención del investigador de fundamentos hacia esos símbolos y no a los derivativos.

5. Fuerza. Los supuestos iniciales de la teoría deben ser tan fuertes como lo permita la verdad. Todo axioma es lógicamente más fuerte que los teoremas derivados de él.

De dos fórmulas de desigual fuerza lógica, la más fuerte puede almacenar más información.

6. Exactitud lingüística. La vaguedad o confusión no tiene ningún aspecto positivo. La vaguedad puede ser intencional o extensional.

La vaguedad intencional consiste en una indeterminación parcial de las propiedades y relaciones subsumidas bajo ese concepto. La vaguedad extensional consiste en la indeterminación parcial de la extensión de un concepto.

7. Unidad conceptual. La teoría debe referirse a un universo del discurso bien definido y sus predicados deben ser semánticamente homogéneos, conexos y cerrados.

La teoría es un sistema y no simplemente un conjunto de fórmulas. La unidad formal de una teoría científica consiste en la existencia de relaciones lógicas entre las fórmulas de la teoría, de tal modo que ninguna fórmula quede aislada.

La unidad material requiere una referencia común de sus partes, la cual se refleja en la recurrencia importante de ciertos conceptos claves. Por su parte, la unidad conceptual implica la referencia a un sólo conjunto de objetos.

 

* OVEJERO LUCAS, F.  (1987)  De la Naturaleza a la Sociedad.  Ed. Península. Barcelona.

* BUNGE, M. (1989)  La investigación Científica . Editorial Ariel. Barcelona.

* BUNGE, M. (1989)  La investigación Científica . Editorial Ariel. Barcelona.

 

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