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Lección 5ª

 

 

 

 

 

   

Habíamos dejado pendiente el concepto de rima. Ahora voy a transcribir una de las poesías del poeta sevillano Gustavo A. Bécquer.

ALGUNA VEZ LA ENCUENTRO POR EL MUNDO

Y PASA JUNTO A MÍ

Y PASA SONRIÉNDOSE Y YO DIGO

CÓMO PUEDE REIR?

LUEGO ASOMA A MI LABIO OTRA SONRISA,

MÁSCARA DEL DOLOR,

Y ENTONCES PIENSO: ACASO ELLA SE RÍE

COMO ME RIO YO.

Como vemos el segundo verso de cada estrofa, rima con el cuarto, a pesar de no ser idénticas las terminaciones. Esto es lo que le da musicalidad al poema. También se lo da la métrica, que tiene cierta cadencia, característica de los escritores clásicos románticos. Para una canción, ésta sería una letra absolutamente fácil de musicalizar. Y tomando esto como ejemplo, casi no habría más qué agregar.

Ahora puedes ver que algo tan sencillo, es un trabajo laborioso. Porque al escribir, hay que tratar de que haya rima, en el caso de las canciones. Y también que exista una medida. Pero no es imposible!

Hace muchos años escribí una poesía libre, que dio luego lugar al título de un libro de poemas, editado posteriormente: La señora del hombre de la música.

Era tan libre, que parecía imposible encuadrar dentro del mecanismo de la letra. Sin embargo, como el músico tenía interés en ese trabajo, me pidió que lo rehiciera...y lo hice! Lleva mucho más trabajo, hay que sacrificar algunas palabras que son difíciles de reemplazar a veces y hay muchos borradores antes de llegar al trabajo final, pero valió la pena. Como poesía es muy difícil difundir un trabajo. Bécquer es un clásico que ha sobrevivido a todas las épocas porque pertenece a un tiempo en que las personas devoraban libros. Neruda, Nervo y cientos de poetas, han logrado que sus obras estén en las escuelas, en las librerías, en los diarios y en otros medios de comunicación. Hoy, el lector de poesía es un porcentaje pequeño, de modo que la canción es el método más veloz para darse a conocer la obra de un escritor. Mucha gente a conocido a Miguel Hernández ó Almafuerte, por citar un ejemplo, gracias a la musicalización de la obra.

Dependerá del compositor encontrar el apoyo musical para cada letra. El sabrá qué clima darle según el argumento, la temática, etc.

Hay diccionarios de sinónimos que son de gran ayuda a la hora de encontrar sustitutos a una palabra: por Internet puedes encontrarlos. Al igual que las rimas.

Un tema muy importante es encontrar el modo de que la letra tenga un desarrollo que culmine con un broche. El broche final de una letra es de un impacto trascendental. Porque toda la atención del oyente estará puesta en ese desarrollo, pero lo que lo dejará conmovido es el final. Por eso, en el momento de escribir, hay que guardarse esa carta, para jugarla de lleno en la frase final. Una letra que queda débilmente terminada, desluce todo lo anterior, por más que haya sido perfecto. Lo mismo sucede en la narrativa, y en la poesía en general.

A veces sucede, bastante a menudo, que uno se sienta frente al papel, o a la computadora, y no hay nada qué decir. Y a veces, aún los que hemos trabajado en esto durante mucho tiempo, nos pasa que nos piden una letra con una temática predeterminada, o no, y no hay de dónde sostenerse. Cómo empezar.

Todos los comienzos, en todas las tareas, son difíciles. Y escribir no escapa de eso. Pero yo recuerdo a una gran autora argentina, Eladia Vlázquez, que fue quien me tomó el examen de ingreso como autora a la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) . Y ese consejo te lo comparto, porque me ayudó siempre y siempre te dará resultado.

Esa mañana yo estaba sentada en mi banco, como todos quienes ansiábamos entrar al mundo de la canción, esperando mi turno para el examen. Nos repartieron una hoja en blanco y una pieza musical, en éste caso un tango: San José de Flores. El examen consistía en escribir con la misma acentuación y métrica, otro tango.

A pesar de que me dedicaba a escribir, nunca había incursionado en eso; era necesario respetar las pautas dadas y además...tenía un tiempo estipulado para hacerlo!

No me animaba a poner ninguna palabra. No tenía nada creativo para exponer y mi hoja en blanco llamó la atención de la poeta, que se detuvo un instante a mi lado y me susurró:

- Empiece. Luego va solo...-

El primer verso del tango decía algo así como � Me da pena verte, San José de Flores...� Yo escribí � Aquí estoy de nuevo ciudad sumergida...�

Si observas, tienen la misma cadencia, la misma métrica. Y sólo fue comenzar. Por supuesto que luego fueron mis nervios luchando por sobreponerme al hecho de que una de las autoras más brillantes leería mi trabajo y sentirme juzgada por ella, a quien admiraba muchísimo. Mi nota fue un 10. Y sólo fue un desafío que comenzó esa mañana. Y no termina más, porque cada vez es distinto, cada vez hay una hoja en blanco que parece retarnos a éste duelo de inspirar y transpirar. Bien dicen que el porcentaje mayor es de transpiración, porque realmente uno queda agotado. Se ha abstraído de todo, se ha concentrado en eso y no quiere levantarse hasta darlo por terminado.

Algunas veces el cansancio es tanto, que ya no produce nada rescatable: entonces es mejor suspender y dejarlo para otro momento. Si es posible, hay que seguir insistiendo una vez comenzada la letra, porque esa idea que anda soltando frases en la mente, tal vez en otro momento sea difícil de atrapar. Por lo tanto, creo que es bueno, al menos, escribir algunas palabras sueltas que contengan la idea y luego de un descanso, seguir.

Este es el fin de la clase 5 y no quiero cerrarla sin decirte que es una hermosa aventura.

Es un camino de sorpresa en sorpresa, donde aparecen sentimientos, vivencias y palabras de las que no teníamos conciencia. Es destapar un baúl que habíamos olvidado y encontrar cosas de cuya existencia no teníamos noticia.

Un hermoso camino, absolutamente propio, libre, único. Un espacio que nos pertenece, que nos muestra facetas de nuestro interior casi irreconocibles. Es un proyecto, no importa a qué puerto irá a parar. Es un viaje, cuyo destino puede ser la canción. Es un placer indefinible, que comienza con una hoja en blanco.