Evolución del yo social

Autor: Carmen Moyano Rojas

EVOLUCIÓN DEL YO SOCIAL

Desde el punto de vista emergente, yo analizaría la andadura del hombre, de la Sociedad como un proceso de cambio continuo a grandes rasgos podemos visualizar en las etapas abajo reseñadas (están descritas desde el matiz antropológico marxista, ya que después hablaremos del concepto de identidad en el mundo del trabajo postmodernista

Un primer estadio de producción rudimentaria en el que los pueblos viven de la caza y de la pesca, de la cría de animales, y en su fase más avanzada, de la agricultura, cuya estructura, siendo en este estadio “La familia” como estructura social principal. Posteriormente con el desarrollo de las distinciones entre jefes aparece la “esclavitud”.

En una segunda etapa donde predomina la formación de ciudades. En un principio la tierra y los esclavos se poseen en común esta etapa es el desarrollo de la ciudad-Estado. En una tercera etapa conocemos la propiedad feudal. Los señores feudales poseen colectivamente la tierra y las ciudades, cuyos trabajadores ya no son esclavos, sino siervos en la que los gremios de maestros, oficiales y mercaderes controlan el trabajo de los jornaleros y de los aprendices. Pasando en otra cuarta etapa a la Sociedad burguesa modera.

La sociedad, en sus formas organizativas, en sus modalidades de agrupación, de vinculación y sus formas de comunicación, ha evolucionado. Se han generado nuevas formas de cotidianeidad y organización de la experiencia. La actual reunificación del mercado mundial bajo el signo del sistema capitalista, la desaparición del campo socialista y el desarrollo de una revolución informática y mediática en la que se destaca la creación de una nueva dimensión “el ciberespacio” marcan el fin de una etapa histórica y puede ser considerada la base real de la llamada globalización.

Se producen así significativos impactos en la identidad del individuo (la percepción de uno mismo) al modificarse, como consecuencia de los registros de tiempo y espacio.

Desde el punto de vista de la Psicología Social el objeto de estudio la dialéctica entre las relaciones sociales y la subjetividad”. En estas relaciones entre procesos sociales y subjetividad no se realizan los intercambios o las inferencias de manera mecánica, ni simple; la ley del mercado opera como institución fundamental, reguladora de los intercambios entre los seres humanos, la competitividad excluyente se instala como máximo valor social.

El individualismo más exaltado y la significación del otro como rival a excluir o destruir son ideales. Con todo ello se produce un movimiento de dispersión social, de alteración en los procesos identifica torios y una fractura de los lazos solidarios, que constituyen la base del sujeto.

Un camino adaptativo es el que intenta una respuesta “Adecuada” de rendimiento laboral y social. Pero esa adaptación, más bien una sobre adaptación implica la construcción de un “YO” que acaso no tenga una verdadera identidad. Hoy en la institución del trabajo no se asume solo la responsabilidad laboral, sino que esta se extiende a la responsabilidad empresarial de satisfacción y retención del cliente y competitividad del mercado, convirtiéndose, de hecho, cada trabajador en un agente de control con el consiguiente empobrecimiento psíquico, por el deterioro de la simbolización y el miedo a la pérdida del puesto de trabajo.

En la era Industrial se valoraba el trabajo como un empleo y un fuerte compromiso personal en la realización de la actividad laboral que daba lugar a un perfil psicológico de pasión por el ahorro, tendencia compulsiva hacia el trabajo y sentido compulsivo del deber. Hoy la participación en el mundo del trabajo es fundamentalmente individual y ya no mediatizada por categorías colectivas que marcaron las sociedades industrializadas, como son la clase social o la profesión.

Las características del capitalismo posindustrial están básicamente ligadas a las nuevas tecnologías de producción y servicios que restringieron la mano de obra y la pérdida de centralidad del trabajo es la que se refiere a su valoración instrumental como medio para la supervivencia. Cabe preguntarse si hay algo que remplace al trabajo como valoración central con respecto a la identidad individual en la nueva sociedad.

Recojo un fragmento de la obra de Manuel Castell “La era de la información” que me gustaría fuese realidad:

La promesa de la era de la información es la liberación de una capacidad productiva sin precedentes por el poder de la mente. Pienso luego produzco. Al hacerlo tendremos tiempo libre para experimentar con la espiritualidad y la posibilidad de reconciliarnos con la naturaleza, sin sacrificar el bienestar material de nuestros hijos. El sueño de la Ilustración, que la razón y la ciencia resolvieran los problemas de la humanidad, está a nuestro alcance. No obstante, existe una brecha extraordinaria entre nuestro sobre desarrollo tecnológico y nuestro subdesarrollo social. Nuestra economía, sociedad y cultura están construidas sobre intereses, valores, instituciones y sistemas de representación que, en general, limitan la creatividad colectiva y desvían nuestra energía a una confrontación autodestructiva. Pero esto no tiene por que ser así: si las personas están informadas, son activas y se comunican a lo largo del mundo; si la empresa asume su responsabilidad social; si los medios de comunicación se convierte en mensajeros en lugar de ser el mensaje; si los actores políticos reaccionan contra el cinismo y restauran la fe en la democracia, si la cultura se reconstruye desde la experiencia......Si todo eso se hace posible, quizás entonces, por fin, seamos capaces de vivir y dejar vivir, de amar y ser amados.

Así pues y siguiendo el guión del artículo de Sennet, he buscado material y posicionamiento personal para dar sentido a la vida en continuo cambio que experimentamos.

Existe otra visión paralela y compensadora de la acción y reacción que esta provocando el cambio de una sociedad que daba al trabajador una seguridad y estabilidad laboral hasta su final de actividad y una compensación económica estatal hasta el fin de sus días a otra sociedad basada en el puro movimiento.

Una de las reacciones a analizar sería como el sujeto de esa sociedad racionalizadora asume o no, se adapta o no a las nuevas exigencias. Esta pregunta no se tendría que llevar a cabo si eso no hubiera provocado un aumento considerable en las crisis individuales, laborales, etc. En este sector, además ya no hay sindicatos que te protejan, ya no vamos a la huelga porque el patrón despida a alguien injustamente o no. Simplemente ellos también han cambiado su función. Ya no preservan tu estabilidad como trabajador. Ahora asesoran como debes hacer “la salida”, tienen una función exclusiva de “chivos espiatorios” meros controladores de las normas que el Estado no puede llegar a saber si se cumplen o no, sino es a través de LA DENUNCIA.

Veo dos opciones para este cambio: la resistencia, la frustración, el reproche, la inactividad al fin con un discurso escapista (me atrevo a señalar), puesta al servicio del capitalismo más feroz que en estos momentos se da con determinada clase de obrero no formado, no cualificado generando un economía sumergida explotadora. Y, otra la acción, la adaptación (fruto de la atención, percepción, y aprendizaje mediante nuestro proceso cognitivo), cambiando el tono del RIESGO, CORROSIÓN DE CARÁCTER O GERMEN DE CAMBIO. Aún sabiendo que me están “vendiendo la moto” como dice en su libro de tal título Noam Chomsky.

Los discursos filosóficos y sociales no se debe poner solamente al servicio de la tradición, la vida es un proceso de cambio. No podemos, tampoco dejarnos embaucar por los extremos (vida o la muerte), al fin y al cabo experimentaremos las dos cosas y no habrá muerte sino hay vida y viceversa.

Vivamos todas las posibilidades. Adaptándonos a un mundo de cambio.

En este barullo del cambio, en este centrifugado que hace la sociedad Postindustrial ¿Qué pasa con nuestra identidad? Pues la cultura parece sumida en la vulnerabilidad y la desesperación.

A nivel individual, la sensación es que nuestra vida carece de sentido como se demuestra en la inseguridad del adolescente o en el rechazo y el aislamiento que sufren nuestros mayores. Y en la búsqueda de significados podemos concluir en una obsesión por la ética, la moral y las fobias enfermizas.

Esta es la sensación tan desgarrada que me produce el artículo que, lejos de estimularme de forma que me predisponga a una reivindicación social, (que es lo que yo esperaba del mismo), me conduce a una frustración y aun sentimiento de desprotección e indefensión. Es cierto que nos han dejado sin determinados privilegios sociales para los que otros tuvieron incluso que entregar su vida, pero también se nos presenta la oportunidad de hacernos responsables de nuestras vidas y ejercer nuestra libertad. “El hombre no acaba en la Ciencia y en la Tecnología es decir una razón divinizada, las cuales ejercen estructuras represivas” dice Victor E. Frankl como las que caracterizan el artículo de Sennet.

“El hombre se orienta hacia el mundo que está ahí fuera, se interesa por dar sentido a las cosas y a los demás. Y no hay sólo búsqueda del placer y poder sino también de búsqueda de sentido”.

No comparto con Sennet la visión de que no existe la ocasión de fijar los acontecimientos como nuestros, o de ser actores que no controlan su destino. En mi propia experiencia hoy puedo cumplir la ilusión de realizar estos estudios (tengo 46 años y una familia con tres hijos, llevo 30 años trabajando) que quizá me darán la llave o posibilitarán la transformación de una vida laboral que no deseo, que no me gusta y que he aceptado por los mismos condicionantes que muchas personas de mi edad, por la rueda Social de pertenecer al fin del consumo y el bienestar para mi y mi familia, que no me ha permitido mi desarrollo espiritual, intelectual o psíquico en el sentido que yo deseaba.

Todo marcha demasiado deprisa para que los valores de la confianza, la lealtad y el compromiso mutuo....la inexistencia de vínculos sólidos con la empresa, la imposibilidad... impiden la posibilidad de contraer compromisos.

Los cambios pueden ser tan positivos como que la formación sea autodirigida, ser capaz de llevar a cabo sus proyectos o programas de formación. No ser un alumno receptivo y pasivo de manera que podemos cambiar la forma del aprendizaje con la ayuda de Consultores en el caso de la UOC, mentores, Coach....

Son tiempos de cooperación frente al caos en la situación actual de las organizaciones. El modelo de cooperación y en el intercambio de conocimientos ha demostrado ser más eficaz, los tiempos en que se competía por un puesto o un lugar solitario, buscando ser el mejor y el único para la organización, se ha cambiado por los objetivos globales.

Las nuevas organizaciones tienden a mezclar dentro de sus estructuras cierto grado de orden y caos. Utilizando el orden como aglutinante y el caos como creatividad, novedad y experimentación, la mezcla entre seguridad y riesgo.

En algunas empresas ya se están readaptando y lemas como: “un espíritu de flexibilidad y experimentación”. El trabajador tiene libertad para asumir riesgos experimentar, innovar, explorar nuevas ideas y generar nuevos procesos de trabajo y nuevos productos” Y Una cultura en la cual no existe la culpabilidad deja que los trabajadores asuman riesgos se están incorporando a la organización inteligente. En ambientes de cultura empresarial orientada al cambio, la autoridad y la jerarquía disminuirán pero no desaparecerán por completo. Extraído de la revista Training & Development.

No podemos dejar de lado el hecho de que aprender algo nuevo supone para algunas personas pasar de la “competencia a la incompetencia”.

Nuestra sociedad no puede llegar a satisfacer todas las necesidades humanas, y su compañera, la sociedad de consumo, no hace más que crear nuevas necesidades a satisfacer; pero la necesidad más humana. LA NECESIDAD DE HALLAR Y DAR SENTIDO A NUESTRAS VÍAS NO ENCUENTRA SITIO EN NUESTRA SOCIEDAD.

En cuanto al fragmento del artículo que hace relación a “nada a largo plazo trasladado al terreno de la familia...* Me permito sugerir la lectura de Adela Cortina en su libro “Alianza y Contrato” para darnos cuenta que siempre que hay un movimiento fuerte y pendular se produce otro en sentido contrario que lo compensa: por ejemplo nos indica que el humus de la vida familiar debería ser el cariño mutuo, la ternura, la preocupación constante, en fin cosas que no se pueden exigir por ley... El contrato es la base de la sociedad política y da lugar a los instrumentos del estado, la alianza es la base de la sociedad civil y da lugar a las familias, las comunidades y las asociaciones voluntarias. Podría decirse, que el contrato, cuando no interesa se mantiene por la fuerza externa, por la coacción, mientras que la alianza se mantiene por un sentido internalizado, personalmente asumido de identidad, lealtad, obligación reciprocidad.

 

EL TRABAJADOR FLEXIBLE EN LAS DOS GRANDES CORRIENTES CLÁSICAS (WEBER Y DURKHEIM)

Imaginemos a estos dos personajes tomando un café en una salita, dónde una de las paredes fuese un inmenso velador al que estuvieran asomando sus miradas y tratando de analizar los comportamientos.

Durkheim: Estimado Sr. Weber ¿Se da usted cuenta como la sociedad está por encima del individuo? Y lo digo porque vea como está la situación del sujeto trabajador dentro de este nuevo hecho social que se denomina Globalización. Se encuentra adaptado a lo que la sociedad le impone: Nada de horarios fijos, nada de seguridades... actúa igual que el mercado de su Sociedad. Debe otorgar sus conocimientos al servicio de las instituciones y así será reconocido. Están cambiando su conciencia, porque aunque esté pensando para sí y teniendo un sentimiento de desprotección e indefensión no podrá por ello dejar de actuar como ser Social.

Ahora, nuestro trabajador deberá actuar y procesar cognitivamente este cambio para ser reconocido, es decir, me reitero: la “nueva” identidad del trabajador será otorgada por las colectividades que necesitan un nuevo equilibrio y así se mantendrá el Sistema Social. La pretendida crisis no está, pues no ha desaparecido ningún orden social simplemente se transforma. Esta sociedad es verdadera y esa la realidad de la sociedad.

M. Weber: Admirable exposición pero, me va a permitir que le exponga mi visión.

Ante nosotros tenemos una crisis y no por una transformación sino por un cambio, una sustitución de un orden social por otro.

Interpreto este nuevo orden de relaciones sociales producto de transformaciones económicas en el modo de producción y las contradicciones internas que existen. Pues si bien el modus operandi ha cambiado el narcisismo “psicológico” del individuo de la sociedad industrial se sigue manteniendo. Mire, mire como tratan de conseguir sus relaciones laborales por sí mismos, no se agrupan y luchan por estar lo mejor preparados para el rol que quieren desempeñar. No hay nada en la sociedad que sea diferente a los comportamientos de los individuos. Y sino como se ha producido este cambio tecnológico: pues claramente por las acciones racionales de los individuos y los motivos individuales.

Como sociólogos debemos analizar y predecir que va a ocurrir desde luego con un nueva acción social: la convivencia de los dos sistemas da origen a uno nuevo o las diferencias serán más marcadas. ¿Cree usted que habrá los suficientes mecanismos que sirvan para garantizar la conformidad de los individuos con las nuevas exigencias por el sistema social? Vea en que situación se nos ha colocado el Sr. Sennet quien analiza con notable penetración y cuantiosa información el contraste entre dos ámbitos de trabajo radicalmente distintos: el antiguo, en vías de desaparición, y el nuevo mundo de las empresas en permanente crecimiento y cambio, un mundo de riesgo, de extrema flexibilidad y objetivos a corto plazo, donde se exigen individuos capaces de reinventarse a sí mismos sobre la marcha.


 

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