Nuevos comentarios sobre el nuevo debate de investidura

En el anterior artículo publicado sobre el debate de investidura de febrero, hice algunas reflexiones acerca de aspectos como la tensión dialéctica entre los viejos esquemas de "derechas" e "izquierdas", las resistencias inevitables a cambiarlos por otros nuevos y las posiciones de simetría o complementariedad que se pudieron percibir en la comunicación entre los oradores. 

Como acabamos de asistir a un segundo debate de investidura, en circunstancias diferentes aunque con idénticos protagonistas, quisiera exponer otras reflexiones.

Debate de investidura

Se critica a nuestros representantes por su falta de eficacia a la hora de llegar a consensos y yo opino que eso no es, en absoluto, extraño ni condenable. Creo que lo criticable no es tanto la dificultad para llegar a acuerdos sino más bien el espectáculo ofrecido de las argucias de algunos de ellos para intentar salirse con la suya. 

¿Cuántas veces hemos necesitado negociar en algún aspecto de nuestra vida con otra u otras personas (en muchos casos cercanas y queridas) y nos hemos aferrado a nuestra postura, defendiéndola a veces de forma cabezona y otras de forma convencida y asertiva, de tal manera que no se ha conseguido llegar a acuerdos? Me atrevería a decir que muchas.

El resultado en estos casos es que hemos tenido que aplazar las decisiones para otro momento, bien porque nos "estábamos calentando", bien porque hemos sido conscientes de que nos metíamos en un "bucle sin fin".  Ha sido necesario, entonces, romper la secuencia que se repite y provocar, o esperar, nuevas condiciones para volver sobre el mismo tema. Y no pasa nada. 

Afortunadamente, con un asunto de calado como es éste -el de elegir presidente y gobierno- nuestra democracia tiene los mecanismos, y sus tiempos, regulados.

En mi opinión, el único problema (sé que no pequeño) de repetir las elecciones por tercera vez es el económico. Y aún así, también se puede articular un marco legal para hacerlo menos costoso, según parece.

Si es necesario se vuelve a votar, aunque se pague el precio de la incomodidad de tener que acercarnos a las urnas de nuevo. 

Distinguir entre lo urgente y lo importante ayuda a dilucidar en muchas ocasiones cuándo es necesario esperar, darse un tiempo, y cuándo hay que tomar decisiones inmediatas. Con respecto al asunto que nos ocupa, la pregunta sería "¿es urgente o es importante?". Si la respuesta es "ambos", quizá ahí encontremos el sentido de volver a preguntar a los ciudadanos, a esos que estamos locos por que nos pregunten...

Retomo el aspecto que anteriormente destacaba como criticable: el de las estrategias usadas para conseguir lo que a uno (político y/o partido) más le conviene.

Y vuelvo a remitirme al ámbito de lo cotidiano. Cuando en nuestro entorno cercano (laboral, familiar, de relaciones sociales) nos ponemos a discutir para negociar, manifestamos nuestras propias inercias relacionales: para unos, el fin justificará los medios, para otros no; unos echarán mano del chantaje emocional y otros se regirán por valores de respeto, asumiendo las consecuencias; unos darán rienda suelta a sus emociones y otros las gestionarán.

Ante dichas inercias, cada uno deberá decidir si añade un plus de control, para garantizar el "buen clima", o no. 

En la esfera de lo público que nos ocupa, ese plus de control es más que una decisión personal, es una responsabilidad. Debe ser escrupulosamente practicado. Un representante político, sea del signo que sea, debe evitar el chantaje emocional y respetar la elección libre de los otros, lejos de presiones y acosos. Y debe situarse en una posición de humildad, esa humildad entendida no desde la sumisión o la superioridad sino desde la igualdad. 

Como en la vida misma, hay políticos que cumplen de forma impecable estos principios y otros que dejan mucho que desear. Yo les pido que debatan lo que haga falta, cuantas veces haga falta, que sigan trabajando, pero que lo hagan desde el respeto, la humildad, la libertad y la responsabilidad.  Los chascarrillos, los diálogos de sainete y los monólogos de "club de la comedia" mejor para otro momento....

Marta Tamayo Loyo

Licenciada en Filosofía y Letras con C.A.P. y Habilitada en Educación Social por el CEESCYL

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