Clases Presenciales y Semi-Presenciales

La clase Presencial o Magistral

Una clase presencial no es sentarse o estar de pie frente a un grupo y recitar lo que uno sabe, o leer de apuntes, es una forma de comunicación en la cual la voz, los gestos, el movimiento, la expresión facial y el contacto visual pueden complementar positivamente lo que se está presentando o distraer al grupo.

El comienzo de una clase puede atrapar la atención de los asistentes con una pregunta, una frase, un ejemplo, una anécdota personal, una cita, una demostración o mencionar algo publicado en la prensa. El grupo se sentirá más comprometido si los primeros minutos son directos, personales y en tono de conversación.

En clases presenciales de dos o más horas de duración, no conviene planificar una disertación para todo el periodo de clase porque el rango de atención de un/a estudiante promedio es de entre 10 a 20 minutos. Después de este tiempo, que varía según la persona, es difícil lograr concentrarse en quien habla.

Para cada periodo de clase es importante cambiar el ritmo y la actividad cada cierto tiempo, diseñando las clases en bloques de 15-20 minutos aproximadamente, para captar nuevamente el interés del grupo.

Al preparar los temas, preguntarse: ¿cuánto sabrán los/as estudiantes sobre este tema en particular, qué interés tendrán en este material, qué experiencias podría presentar para asociarlas al tema?

Es muy importante que los conceptos difíciles o complejos, sean transformados para que los/as estudiantes puedan entenderlos a través de ejemplos, analogías, casos prácticos, etc.

También es muy conveniente variar el ritmo de presentación de los temas. Los/as estudiantes necesitan tiempo para asimilar nueva información y tomar apuntes. Si se habla muy lento puede resultar aburrido. Por ejemplo, hablar más lento en los puntos importantes y más rápido en las anécdotas y ejemplos.

Al finalizar la clase, realizar una conclusión, un cierre de lo principal, para que el grupo entienda que se cumplió el propósito o qué fue lo más importante de esa clase.

En la mayoría de los casos, los /as docentes universitarios suelen ser especialistas de su área de conocimiento y desarrollan los temas frente a los/as estudiantes. En muchos casos, también, no han tenido la oportunidad de experimentar cómo transmitir o hacer comprender esos temas.

Los/as docentes de excelencia pueden mostrar y demostrar su saber de diversas maneras y no se atienen a una sola, por ejemplo, el recurso de la clase magistral. Los/as docentes de excelencia combinan la presentación con estrategias diversas como discusiones, debates, talleres, foros, exposiciones de los/as estudiantes, etc.

Si quisieran involucrar activamente a los/as estudiantes tendrían que planificar el uso de preguntas, trabajos en pares o en grupos o diversas estrategias que no han sido práctica común en su preparación docente. A veces, a pesar del uso de varias estrategias, el grupo tiene una actitud pasiva, sin participación.

Es muy conocido para cualquier estudiante que sentarse, escuchar y tomar apuntes en una clase tradicional es la mejor forma de pasar desapercibido. Y en el caso que el/la docente quiera involucrar a alguien del grupo con una pregunta directa, se corre el riesgo de pasar vergüenza pública por no saber la respuesta o no haber opinado convenientemente.

¿Cómo puede lograrse mayor participación estudiantil? Una manera es la de incluir la participación como parte importante en la evaluación final del curso.

Si queremos que nuestros/as estudiantes tengan un rol activo en el desarrollo del curso, es imprescindible que su participación conste en la evaluación, como una recompensa. El mayor estímulo que un docente puede dar a un/a estudiante, no es el placer de aprender, sino que su participación activa incluya un porcentaje en la calificación final del curso.  

 

La clase Semi-Presencial

Los cambios tecnológicos introducidos en la metodología docente nos está haciendo vivir una etapa de transición y de modificaciones en lo referente a la función de la enseñanza, especialmente en el nivel terciario.

Se está creando un nuevo modelo que incluye la alfabetización digital en las metodologías de enseñanza-aprendizaje del sistema educativo.

El aprendizaje virtual tiene muchas ventajas y hace tiempo que ha transformado la presencialidad en semi-presencialidad, si bien todavía no se ha podido evaluar muy bien las consecuencias del aprendizaje virtual a nivel terciario.

La educación asistida con tecnología permite nuevas formas de enseñar y aprender, a la velocidad que el mundo globalizado necesita

El/La docente pasa a tener un rol diferente al que tenía en el siglo XX porque ahora es tutor, asesor y consultor del aprendizaje. En el recorrido de nivel terciario, el docente se va haciendo cada vez más “innecesario”.

La educación virtual y a distancia tiene unos requerimientos en lo que refiere a estrategias metodológicas que están por encima de las competencias docentes convencionales y demanda nuevas habilidades.

 

VENTAJAS DE LAS CLASES SEMI-PRESENCIALES y A DISTANCIA

  • El/La estudiante acostumbrado al uso de las tecnologías, siente un trato más personal con su docente y compañeros/as.
  • El/La estudiante puede adaptar el estudio a su horario personal y realizar su participación con más tiempo para meditar, debido a la posibilidad de trabajar “off-line”. El/La estudiante trabaja a su ritmo y puede acceder a información de referencia.
  • Hay un acceso masivo a la enseñanza y no se ven perjudicados los que no pueden asistir a clase por diversos motivos: trabajo, distancia, enfermedad, et.

 

DESVENTAJAS DE LAS CLASES SEMI-PRESENCIALES y A DISTANCIA

  • Las relaciones sociales entre personas se ven afectadas, ya que no es lo mismo conversar personalmente con compañeros/as en clase o entre clases, que hacerlo por chat. La interacción entre docente-estudiante es menos personal.
  • La retroalimentación por parte del docente no es constante. Las respuestas a las dudas, al enviarse por medios electrónicos, tardarán el tiempo que el/la docente emplee en revisar los mensajes. Esto puede causar frustración o algún error por parte del estudiante.
  • Requiere un mayor esfuerzo, responsabilidad y disciplina personal para la planificación del curso por parte de los/as estudiantes.
  • Muy pocos docentes han sido entrenados o se entrenan para el empleo de una metodología de docencia a través de Internet.
  • En algunas instancias de pruebas o exámenes puede facilitar el fraude si no existe la presencialidad docente. Por ejemplo, una prueba de múltiple opción, con fecha de vencimiento un domingo a las 23:55 hs., puede alentar el encuentro de varios/as estudiantes en una casa particular, para responder individualmente a las distintas preguntas de la prueba con la colaboración y asistencia del resto.  

 

La experiencia de la presencialidad es inigualable y no todo puede reemplazarse por lo virtual. Y en cuanto al efecto en los/as estudiantes y en el sistema educativo, no se pueden sacar aun conclusiones concretas.

No hay respuestas claras a, por ejemplo, cómo se puede saber que un/a estudiante invisible está actuando con honestidad al completar un examen a distancia o si el conocimiento que adquiera lejos del docente va a ser tan consistente en su futuro profesional.

No hay como una clase presencial para estimular el pensamiento crítico y la habilidad para realizar una presentación oral, por ejemplo, y todavía no está claro si los/as estudiantes virtuales, al terminar una carrera, tendrán el objetivo de seguir actualizándose en sus respectivas profesiones. 

Hugo Valanzano Falero

Docente universitario. Licenciado en Biblioteconomía. Docente de Inglés Técnico. Postgrado en docencia universitaria.

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