Dripping

El dripping es una técnica pictórica surgida a principios de la 2ª mitad del Siglo XX en Estados Unidos consistente en pintar dejando chorrear la pintura directamente sobre el lienzo, con un bote agujereado, con un pincel, un palo o cualquier tipo de objeto; incluso con la mano del artista.

Estará formada por tanto por salpicaduras, gotas y trazos espontáneos y enérgicos, que hacen que no exista una línea marcada con anterioridad, sino que será el azar y el “momento creativo” del artista los que configurarán el lienzo.

El pintor entra en una especie de trance creativo que le lleva a arrojar pintura de una manera rítmica, con libertad de gestos y movimientos, que va creando una serie trazos y “manchas” que representarán al autor, a su subconsciente y su interior, siendo fruto de la personalidad y las emociones del mismo; por tanto algo único, pues expresa eso, un momento determinado en la vida del artista.

Podría establecerse una cierta similitud entre este tipo de expresión artística y la escritura automática de los surrealistas.

Esta técnica se enmarcó dentro del movimiento “Action Painting” o “Pintura de Acción”, término que acuñó en 1952 Rosenberg; y que se sitúa dentro del expresionismo abstracto.

Max Ernst fue uno de los pioneros de este estilo, si bien fue Jackson Pollock el primero que presentó de manera pública una obra de dripping, siendo el máximo exponente del citado movimiento.

Autores destacados de esta corriente serán, además de los ya citados, Kooning, Kline, Wols y Vedova.

 

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