Menhir

Se conoce por menhir al monumento megalítico formado por una piedra con forma cilíndrica o en forma de prisma (semitallada o sin tallar, pero siempre de manera tosca), en posición vertical y con la base semienterrada para que mantenga el equilibrio.

La palabra proviene de las palabras del bretón “men”, que significa “piedra”; e “hir”, cuyo significado es “larga”: piedra larga.

Su tamaño puede variar, llegando a tener desde pocos centímetros hasta varias decenas de metros; pudiendo encontrarse solos, en hileras (de incluso varios kilómetros) o diferentes disposiciones, formando parte de monumentos como los dólmenes o los cromlechs.

Se pueden encontrar a lo largo y ancho de la geografía terrestre, datándose de diferentes épocas; aunque si tuviésemos que destacar un lugar por la proliferación de éstos, sería sin lugar a dudas la Bretaña francesa.

Surgen dudas en cuanto a su finalidad, apareciendo por tanto diversas opiniones y teorías.

Algunas corrientes indican que su finalidad era la de representar a ídolos, pues tenían cierta “forma humana” en el tallado; otras indican que podían tratarse de elementos religiosos de carácter funerario; el aspecto fálico de los mismos también ha generado teorías que las sitúan como elementos de ritos de fecundidad; se piensa también que eran elementos para demarcar territorios o límites fronterizos, relacionándose por tanto con la defensa de los mismos ; además de tener un carácter ritual o ser unas estelas que de alguna manera servían como de elemento calendario.

Destacan los alineamientos de Carnac, Grand menhir brisé d'Er Grah y menhir Kerloas en Francia, Spellenstein en Alemania, Piedra del destino en Irlanda, etc...