Taylorismo

El taylorismo es un sistema de organización del trabajo surgido a finales del siglo XIX y que recibe dicho nombre en “honor” a su ideólogo, el ingeniero estadounidense Frederic Winslow Taylor.

 

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Se produjo en un momento en el que las empresas luchaban por hacerse con el dominio de los distintos mercados que surgían, donde las fábricas trataban por todos los medio de ser competitivas, produciendo al coste más bajo posible.

Todo se tenía en cuenta, el uso de electricidad, los medios de transporte utilizados para el envío de los productos realizados… hasta el tiempo que tardaba un obrero en hacer una tarea específica.

El taylorismo se centra en la persona, el individuo que hace una pieza, observando cómo realiza su trabajo y el tiempo que tarda en hacerlo, de manera que propone una mayor disciplina para el obrero y una división y mecanización del trabajo que hará que éste pierda el mínimo tiempo posible en tareas improductivas para la empresa.

 

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Por supuesto, todo esto iba acompañado de una bajada de salarios para los obreros, de manera que tuviesen que hacer un número mayor de piezas para ganar el mismo sueldo, lo que aumentaba su productividad y los beneficios para el dueño.

Este sistema estará relacionado con el trabajo en cadena ideado por Henry Ford.

Realmente redujo los costes de producción, pero también la dignidad y poder adquisitivo de los ya maltratados trabajadores, enfrentándose de pleno a la oposición de los sindicatos.

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