Transportes y movilidad eficiente

La movilidad no afecta únicamente a las empresas transportistas, es algo que afecta prácticamente a la totalidad de las sociedades mercantiles porque, salvo que se trate- de autónomos que tengan el centro de producción en su propia casa o de teletrabajadores, los desplazamientos al lugar de trabajo se producen diariamente y también deben ser eficientes.

Para ello se proponen a continuación algunas medidas como fomentar:

1. El uso del transporte público: Las posibilidades dependerán de la red de transporte con la que cuente la ciudad o comarca en cuestión, pero siempre que sea posible se incentivará este comportamiento regalando bonos de transporte a los empleados, proporcionándoles ventajas en su horario de trabajo (si el tren o autobús llega al centro unos minutos más tarde, permitirle esa reducción de jornada), situando la entrada junto a la estación, parada o boca de metro…

2. El uso compartido del vehículo privado: Asignando plazas de aparcamiento compartidas a aquellos trabajadores que vivan cerca, disponiendo carriles para vehículos de alta ocupación (VAO) en los accesos a la fábrica, regalando bonos de combustible a aquellos que compartan más veces su vehículo…

3. Los traslados en bicicleta o a pie: Contratando a personas del entorno (lo cual también es una medida de economía social), instalando vestuarios completos para los empleados que así se muevan, fijando incentivos económicos (equivalentes por ejemplo al alquiler de una plaza de aparcamiento), disponiendo zonas cubiertas y vigiladas para dejar la bicicleta…

4. El transporte de empresa: Como por ejemplo poniendo a disposición de los empleados un autobús, minibús u otro vehículo con alta capacidad de carga, para que los trabajadores puedan acudir a su centro de trabajo. Esta medida presenta numerosas ventajas, como asegurar la puntualidad de los empleados en el puesto de trabajo, liberar plazas de aparcamiento para clientes y proveedores, favorecer las buenas relaciones dentro del equipo de trabajo…

Tras estas ideas genéricas, se van a proponer a continuación otra serie de ideas para los profesionales del transporte por carretera o para aquellas otras empresas que cuenten con vehículos comerciales.

1. Adquirir los vehículos más eficientes: Hasta que se implanten otras alternativas, la eficiencia de un vehículo viene determinada por su consumo de carburante. Un menor consumo repercute positivamente sobre la economía de la empresa y sobre el medio ambiente, será por tanto imprescindible integrar criterios de eficiencia en la gestión de compras. Los fabricantes de automóviles de todo el mundo ya informan a los usuarios sobre el consumo y las emisiones de CO2 de sus vehículos, y en algunos países ya se están utilizando etiquetas que marcan el nivel de eficiencia energética de un motor.

 

buenas practicas



2. Formación en conducción eficiente: Especialmente recomendada para los trabajadores que se dedican a la distribución de mercancías en furgonetas o camiones, taxistas, comerciales, etc. Pues asimilando determinadas técnicas como el uso de marchas largas y del freno motor, o el control sobre las revoluciones del motor y la velocidad de circulación, se conseguirán importantes ahorros. Además, existen ya numerosas autoescuelas que ofrecen estos cursos.

3. Revisiones de mantenimiento periódico: Tener siempre a punto el vehículo de empresa va a favorecer un menor consumo de combustible, evitará averías y pérdida de clientes, y posibles sanciones o multas por emisiones ilegales a la atmósfera.

Otro punto importante son los viajes de empresa, cuando económicamente sea viable y se disponga del tiempo suficiente, deberá recurrirse al transporte colectivo (ya sea el tren, el avión o el barco). Esto tiene numerosas ventajas, entre ellas:

1. No se somete a un desgaste excesivo a los vehículos de empresa: para recorrer distancias superiores a 400 – 500 Km. se desaconseja el uso del vehículo privado, además suele suponer una pérdida de tiempo con respecto a otras alternativas de transporte.

2. Evitan dotaciones sobredimensionadas: Al buscar un equilibrio entre el transporte colectivo y el particular, se necesitarán menos automóviles de empresa y se reducirá el gasto en esta partida.

3. Mayor justificación y control del consumo: Al optar por el transporte colectivo se reduce el consumo de combustible y se cambia por otro gasto más controlable y justificable, ya que siempre queda el billete de avión, de tren, de autobús…

4. Aumentan las probabilidades de éxito: La probabilidad de que ocurra un percance en el trayecto recorrido con un automóvil (accidente, pinchazo, avería…) es mucho mayor que en otros transportes como el tren o el avión, por estadística es más seguro recurrir a estos últimos que al vehículo privado.

Por último, también para ciertos transportes de mercancías se suelen agrupar varias empresas que contribuyen proporcionalmente a fletar un carguero, un avión o un tren. De esta manera reducen el gasto en transporte que ahora se torna compartido, pero además comparten el riesgo de posibles pérdidas y esto rebaja las pólizas de seguro. Desde el punto de vista ambiental también es una solución magnífica porque se ahorra mucha energía y se evita la emisión de contaminantes, vertidos y residuos.

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