Taller: ¡A la cama! Rutina de sueño. Trastornos del sueño y tratamiento (I)

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Un niño puede tener problemas de sueño tanto por motivos reales (enfermedades, etc.) como por motivos psicológicos (por ejemplo, la imaginación puede provocar en el niño problemas de ansiedad), además, hay factores que pueden consolidar esta situación: la actitud de los padres en relación a este "trastorno" o dificultad.

Los padres con un niño con trastorno de sueño se sienten menos frustrados si conocen las causas por las que su hijo no duerme o se despierta, y qué hacer para remediarlo. La forma en que los padres reaccionan a esos momentos es decisiva. Si los padres se ponen nerviosos, chillan y exigen, el niño se pone nervioso y todo se complica, aún más si se termina llevándolo a la cama paterna. 

Si se trata de forma eficaz, el niño  recuperará  su patrón de sueño habitual, normalizado; pero si no, se puede convertir en un problema más duradero (es mejor sufrir una molestia momentánea que aguantar peores consecuencias en el futuro). Se tiene que tener en cuenta que no hay una única forma de actuación. De igual modo, se tiene que tener especial cuidado con los libros de consulta sobre la temática, que es cierto que son interesantes, pero siempre hay que individualizar los casos; por ejemplo, hay que tener en cuenta que ignorar las peticiones del niño y dejarle en la cama no funciona en casos de trastornos de sueño persistente, pero sí puede dar buenos resultados cuando se evidencia que el niño se ha acostumbrado, por ejemplo, a que lo cojan en brazos y a conseguir algún tipo de recompensas.

 

RUTINA DE ACOSTARSE:

El objetivo que se debe perseguir es doble, por un lado que el niño se relaje y que adopte una actitud adecuada para irse a dormir, y por otro, el establecimiento de límites que eviten problemas a la hora de acostarse.

Para cumplir estos objetivos vamos a darles respuesta a una serie de cuestiones:

  • ¿Cuánto duerme un niño?: el número de horas que debe dormir un niño depende principalmente de su edad y de su natural temperamento. De todas formas, cada edad tiene unas medias aproximadas:
    • 0-3 meses: 17 horas de sueño interrumpidos cada 3 o 4 horas por breves periodos de vigilia que se utilizan para comer.
    • 4-6 meses: 15 horas, se alarga el periodo de sueño nocturno y duermen periodos más cortos durante el día.
    • 7-12 meses: 13 horas (8 o 9 horas nocturnas y dos siestas diurnas de aproximadamente dos horas cada una).
    • 12-36 meses: 12 horas (10 horas nocturnas y 2 de siesta).
    • 36 meses hacia adelante: 10/12 horas (las siestas tienden a desaparecer). 
  • ¿A qué hora lo acuesto?: es necesario marcar una hora de acostarse para el niño, el objetivo es claro: establecer una rutina. Sobre las 9:00 horas aproximadamente, piensa en la media de horas que el niño debe dormir.
  • ¿Cuál es el ambiente que debe existir en la casa cuando llega la hora de dormir?: cuando llegue la hora de acostarse debe reinar la calma y la tranquilidad, nada de juegos escandalosos, visitas inesperadas, etc.
  • ¿Le anticipamos al niño la llegada del momento de irse a dormir?: se debe informar al niño de la llegada de ese momento y de los preparativos, o fases  de la rutina (baño- cena- dormir). Como si fuera una retrasmisión.
  • ¿Cuánto dura aproximadamente esta rutina (baño-cena-dormir)?: se han de evitar las prisas, pero tampoco es recomendable prolongarlo demasiado. La rutina completa puede durar entre media y una hora aproximadamente.
  •  ¿Dónde duerme el niño?: el niño debe dormir en su propia habitación. Su dormitorio debe ser un lugar agradable y alegre; se debe evitar que su habitación sea una amenaza, nunca se debe castigar en ella, por ejemplo.  Con respecto a la iluminación, hay niños que pueden tener miedo a la oscuridad y sienten alivio si duermen con una luz encendida. Lo ideal en estos casos sería un regulador de voltaje, para ir progresivamente reduciendo la cantidad de luz. 
  • ¿Cómo lo duermo?: quizás el primer consejo que se pueda dar sobre cómo dormir a un niño sea: permite que se quede dormido por sí mismo. Es importante enseñar al niño a no depender de nadie para poder dormirse. La sensación de sueño aparece espontáneamente y dormir es una necesidad biológica como comer: no hace falta que nadie intervenga. Por eso, se debe acostar al niño despierto y permitirle que concilie el sueño por sí mismo.

 

En la segunda parte del articulo se tratará los factores o variables  que pueden provocar que un niño no duerma o duerma mal, así como las técnicas para solucionar las dificultades que vayan apareciendo.

Marcelino Fernández Morro

Licenciado en Pedagogía.

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