7.1.1 La gestión de los valores

La gestión de los valores organizacionales constituye una tarea básica de los directivos. El compromiso organizacional con los accionistas, la comunidad, los empleados, y los proveedores es percibido y juzgado, requiriendo unos valores comunes compartidos dentro de la empresa.

            Los valores de la empresa tienen que ser claramente percibidos, compartidos y transmitidos a todos los niveles. La gestión de los mismos requiere que éstos sean adecuadamente gestionados, y por tanto, las siguientes etapas constituyen los pasos para la implantación de un sistema de valores que actúen como guías organizacionales:*

  1. Identificar, definir y jerarquizar los valores críticos. Los valores, las estrategias y los planes deben ser compatibles y reforzarse mutuamente.
  2. Comunicados a todos los niveles, involucrando a los directivos y recibiendo el apoyo de la alta dirección.*
  3. Medir las percepciones de los valores y las potenciales áreas de conflicto dentro de la empresa y con el entorno.
  4. Asegurar que las percepciones de las acciones empresariales por parte de los consumidores, son compatibles con los valores definidos.
  5. Auditar las prácticas de gestión para evaluar cómo siguen, apoyan y refuerzan los resultados deseados.
  6. Desarrollar un sistema de recompensas que refuerce los valores seleccionados y desincentive las prácticas incorrectas.

            Estos valores se integran y coordinan con una visión y una estrategia que sirven de guías a la organización en sus relaciones con un entorno turbulento y cambiante. Los valores organizacionales igualmente deben ser compatibles con las exigencias éticas y del entorno.

            Se hace imprescindible la adopción de valores,  que sean compartidos y transmitidos a lo largo de la organización. Los valores, además de ser transmitidos a lo largo de la organización, pueden y en muchas ocasiones deben ser transmitidos al exterior para mejorar las relaciones con los agentes externos. Unos valores éticos y compatibles con las exigencias de los grupos externos nos sirve de ventaja competitiva.

            Los valores sirven de pautas de comportamiento, lo que ayuda en la toma de decisiones, reduce el stress y sirve de elemento motivador cuando los valores son compartidos, internalizados y están de acuerdo con las exigencias de los miembros de la organización. Además, los valores compartidos por un conjunto empresarial pueden servir eficazmente para reducir costes y mejorar la competitividad constituyendo una fuente de ventaja competitiva.*. Pero, por otra parte, los valores pueden crear situaciones de conflicto, tal es el caso, cuando los empleados no comparten o internalizan dichos valores. Esto es especialmente significativo en el caso de empresas multinacionales que mantienen sus códigos de conducta, sus valores, cuando se trasladan a regiones o países que no comparten dichos valores, como la Disney o DHL en Europa.

            Los valores de las organizaciones y sus actuaciones, van a depender en gran medida de los valores imperantes en la sociedad en la que se encuentran. Los valores éticos protestantes son los que explican, en buena medida, las diferencias entre la actuación de las empresas americanas y las europeas, latinas o japonesas.*

            Se precisa una integración de la estrategia  y los valores organizacionales, con los valores éticos y las responsabilidades de la empresa con los diversos grupos de participantes afectados por sus actuaciones. Tal como manifiestan Ginsburg y Miller (1992, pág. 23)*: “La preocupación organizacional por la ética, la integridad, la salud de los empleados, la calidad y el servicio al cliente van a constituir ciertamente una parte integral de la vida de la corporación”.

 


*          Los valores compartidos por las empresas japonesas les permiten establecer estrechas relaciones de cooperación constituyendo redes empresariales con relaciones estables, que presentan fuertes ventajas competitivas. Una de las razones para este tipo de redes de cooperación es que en Japón, el oportunismo no se da tanto como en la cultura occidental tal como recogen STUCKEY J. y WHITE D. “Integración vertical: oportunidades y desventajas” Harvard-Deusto Business Review, págs 14-29.

*          VOGEL D. (1992) “The Globalizacion of Business Ethics: Why America Remains Distinctive” California Mangement Review Otoño, págs 30- 49.

*          GINSBURG L. y Miller N. (1992) “Value-Driven Management” Business Horizons, Mayo -Junio,  pp 23-27.

*          GINSBURG L. y MILLER N. (1992) “Value-Driven Management” Business Horizons, Mayo-Junio,  pp 23-27.

*          Un análisis de la necesidad de establecer y promover valores compartidos y difundirlos por la organización como factor crucial para el éxito y los mecanismos de comunicación, clarificación e implantación de los valores centrales de una compañía se encuentra en OSBORNE R. L (1991) “Core Value Statements: The Corporate Compass”  Business Horizons  Septiembre-Octubre,  pp  28-34.

 

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