El/La Formador/a y sus actitudes en el aula - Componente Cognitivo

Formadora

Podemos dividir la actitud en función del componente cognitivo, el componente conductual y el componente emocional.

Componente cognitivo:

Será la forma en la que el/la formador/a interprete una situación, principalmente de índole emocional.

Podemos destacar los siguientes puntos:

1) Pensamientos automáticos:

Estos pensamientos por lo general son siempre negativos, no tienen una explicación previa y suelen aparecer como un acto reflejo.

Son involuntarios.

2) Errores cognitivos:

Destacaremos 4 puntos principales:

  • Atracción selectiva:

Siempre tendemos a prestar especial atención a lo negativo.

Por ejemplo:

Estamos dando un apartado teórico al alumnado y nos quedamos en blanco o “perdemos el hilo” en determinado momento, pero conseguimos salir adelante y la explicación finalmente fluye.

No podemos centrarnos en la idea de que nos hemos quedado en blanco, no debemos anclarnos en lo negativo que nos ha sucedido, ya que eso nos va a condicionar para futuras formaciones o capacitaciones que impartamos, apareciendo nervios e inseguridad.

Es cierto que hemos tenido un “lapsus”, pero también es cierto que hemos salido airosos del mismo; por lo tanto es en ese aspecto positivo en el que nos tenemos que fijar, pues nos aportará mayor seguridad en nosotros mismos.

  • Uso de expresiones exageradas:

Aprovechando el ejemplo anterior; imaginemos que frente al incidente que nos ocurrió empezamos a pensar y pensar en lo sucedido, pero además utilizamos expresiones como “qué horror”, “qué desastre”, etc…  lo que conseguiremos es reforzar los aspectos negativos, la inseguridad y la falta de confianza; abriendo la puerta a volver a repetir estos errores en el futuro.

  • Generalización:

Es normal que se cometan errores a la hora de dar una formación, especialmente en los primeros momentos, ya que la falta de experiencia es un hándicap que sólo podemos superar por medio de la práctica y de la formación.

No debemos pensar que siempre vamos a cometer errores, pues esta generalización hará que siempre los cometamos.

Debemos analizar estos errores y experiencias negativas, de manera que aprendamos y saquemos conclusiones positivas de ellas, de manera que adquiramos una experiencia fundamental en nuestro desempeño futuro.

  • Catastrofismo:

No debemos dejarnos llevar por el negativismo y pensar siempre en aspectos negativos.

Debemos tener siempre confianza en nosotros mismos.

Por ejemplo, debo impartir un curso y empiezo a pensar que puede haber un/a alumno/a que sepa más que yo del tema que voy a impartir… La consecuencia inmediata es que nos vamos a sentir abrumados, sobrepasados, intranquilos e inseguros.

Todo esto influirá negativamente en la manera en que afrontaremos nuestro desempeño.

3) Reestructuración cognitiva:

Por tanto, debemos ser conscientes de que los pensamientos negativos lo único que hacen es perjudicarnos, no nos llevan a ningún camino positivo o del que podamos extraer algún aprendizaje.

Debemos tener siempre un pensamiento positivo, que nos tranquilice, nos motive y nos de energía para desempeñar nuestra tarea de la mejor manera posible.

Un ejemplo de esto podría ser el impartir el temario de la formación que vayamos a dar partiendo de la parte que mejor dominemos, de manera que paso a paso nos iremos encontrando más tranquilos y seguros, aumentando nuestra confianza y estimulación, disminuyendo por tanto el riesgo de cometer errores.

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