No hay un "Estilo de vida Gay"

En lo que respecta a los discursos que siempre se traen a colación cuando se habla de personas con identidades de género y orientaciones sexuales no normativas, señalaremos aquí algunas que finalmente promueven imaginarios colectivos concretos en vez de reconocer la individualidad de las personas.

Esto tiene relación también con los medios de comunicación que se han encargado (en numerosas ocasiones) de abordar estas temáticas siempre desde los mismos patrones, lo que ha generado unos conocimientos muy limitados sobre estos temas.

Así, por ejemplo, sólo se ha visibilizado el tema (generalizando por supuesto sobre los medios) cuando se ha celebrado el llamado “Día del Orgullo”. Se ha asociado, por tanto, la fiesta constante y la imagen de ese día con estas personas a pesar de que sus vidas también se desarrollan el resto de 364 días del año como las de cualquier otra persona.

No queremos apuntar aquí que vivir en una fiesta constante sea algo negativo, sino que sí lo es relacionar siempre esta forma de vivir con personas con identidades de género y orientaciones sexuales no normativas.

Hablamos de lo que comúnmente se ha nombrado como “estilo de vida gay” (que también se ha relacionado con el consumismo constante); una expresión que desaconsejamos profundamente.

Entre los imaginarios que también existen y afectan de forma transversal a todas las personas que de alguna forma u otra se ven dentro de estas categorías, se encuentra todo lo relacionado con el espectáculo, el show, lo sensacional, etc. 
  
Asimismo, se ha caído en la constante patologización de estas personas (sobre todo en los últimos años se ha hecho con las personas trans) y se ha querido enmarcar sus realidades desde discursos médicos asociados a trastornos o a enfermedades (mentales y físicas).

Desde aquí apuntamos sin reparo que las orientaciones sexuales e identidades de género no normativas no son una enfermedad ni un trastorno. Tampoco se trata de una perversión o un vicio.

Al contrario, a veces es mucho más sencillo que todo eso: tanto la identidad de género normativa como la heterosexualidad no son más que una realidad de muchas y debemos dejarlas de dar por sentado como la única y la más superior.

 

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