Los problemas clásicos del conocimiento. El problema de la esencia del conocimiento.

EL PROBLEMA.

Una vez discutido el asunto de las fuentes del conocimiento verdadero, cabe aclarar qué es lo que debe entenderse por tal.

El problema de la esencia del conocimiento pretende determinar en qué consiste la relación en la que el sujeto del conocimiento está, respecto del objeto del mismo.

EL CONOCIMIENTO COMO REPRODUCCIÓN DEL OBJETO.

El título de este parágrafo, como los de los dos parágrafos siguientes, ha sido tomado del "Tratado de Filosofía" de Hessen.

Considera este autor que la primera concepción que de la esencia del conocimiento se tuvo, consistió en creer que éste era una simple reproducción del objeto en la inteligencia.

El principal filósofo que ha defendido esta tesis fue Aristóteles. El conocimiento empezaría por la percepción sensible, la cual sería una mera reproducción o recepción de la forma sensible del objeto, presidiendo de la mate­ría del mismo.

Los sentidos serían los encargados de llevar a cabo esa reproducción de la forma sensible de los objetos. La inteligencia, en cambio, percibe las formas inteligibles de los objetos inteligibles del mismo modo que la percepción lo hace con los objetos sensibles.

El fruto del conocimiento es la reproducción del objeto en la inteligencia de un modo formal.

EL CONOCIMIENTO COMO PRODUCCIÓN DEL OBJETO.

Siguiendo la línea planteada en el tema anterior, el pensamiento de Kant considera el cono­cimiento como algo cuya garantía de validez no puede venir de otra parte que de la facultad cognoscente del individuo.

Esto es posible, porque en la relación cognos­citiva se ha creado una nueva entidad, la cual no es la realidad en sí misma, inde­pendientemente del hecho del conocimiento sino la realidad en cuanto conocida.

Es claro que, fuera de la relación de conocimiento, la realidad no puede ser sino conocida. Por eso es que podemos afirmar que, formalmente, la facultad inte­lectiva produce el objeto del conocimiento, produce la cosa en mí, produce el fe­nómeno.

Y por eso es también que podemos decir que la facultad intelectiva huma­na nunca podrá conocer la realidad en sí, la cosa en sí, el noúmeno, pues esa realidad está fuera de la relación de conocimiento.

Si la facultad intelectiva humana produce el fenómeno, y si la facultad intelec­tiva es una y la misma en todos los hombres, encontramos que sólo de esa manera se puede garantizar la validez universal y la necesidad lógica de los conocimientos que pueden ser llamados verdaderos.

El fruto del conocimiento es la producción del objeto del conocimiento en el entendimiento formal.

EL CONOCIMIENTO COMO CAPTACIÓN DEL OBJETO.

Sujeto y objeto están en una interrelación mutua. No se trata simplemente de una acción del sujeto sobre el objeto ni de una determinación del sujeto por parte del objeto, sino de un enriquecimiento mutuo en el que el sujeto y el objeto incrementan su realidad en su relación.

Esta relación determina una captación del objeto por parte del sujeto, pero no una captación inmediata, no se trata de un mero intuicionismo, sino más bien hablamos de una captación mediata, en la que el término de la mediación es la actividad del sujeto y la posibilidad de la mediación reside en la acción del objeto.

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