Autorregulación emocional


niño llorandoA medida que los niños/as van creciendo se produce un desarrollo emocional en ellos, esto implica un avance en el control y regulación de las propias emociones.

En ocasiones y debido a determinadas situaciones estresantes para ellos, los niños/as experimentan estados emocionales de gran intensidad y perturbación en el que no saben reaccionar y responder.

En un primer momento en la primera infancia, los adultos son los encargados de regular y modificar la intensidad de estos estados emocionales como las pataletas o la reacción de pegar a otro niño que le ha quitado un juguete.

El papel del adulto es que el niño/a sea capaz de adaptarse y afrontar distintas situaciones emocionales, pero a medida que los niños/as se hacen mayores empiezan a no necesitar ese control externo que hasta el momento han ejercido los padres, apareciendo el autocontrol de sus propios estados emocionales.
           

A partir de loa 6 años, los niños y niñas son capaces de diferenciar entre la experimentación de sentimientos internos y la expresión de éstos al exterior, por lo que son capaces de esconder determinados sentimientos modificando sus expresiones o comportamientos externos a la vez que son consciente que la modificación de la apariencia externa no implica la modificación del estado emocional, sino que para ello va a tener que emplear otras estrategias que se desarrollan a lo largo de la infancia, como por ejemplo, empezar a jugar para cambiar el estado emocional de tristeza o pedir perdón para cambiar el estado emocional de culpa.
niño riendo           

A partir de los 6 o 7 años los niños/as perfeccionarán las estrategias que les permiten evadirse de los sentimientos negativos, pero podremos observar un avance más en la autorregulación de la emociones como es que, niños y niñas, van a pasar de cambiar la situación externa (con la intención de pasar a un estado emocional más agradable) a introducir cambios internos, es decir, empiezan a ser consciente de que tener la mente ocupada en otra actividad o no evocar el acto o situación que provoca el sentimiento negativo permite disipar este tipo de emociones.

 

Aunque a estas edades, los niños/as empiezan a controlar sus propias emociones, aun mantienen en los padres una fuente de ayuda y consuelo, acudiendo a ellos siempre que las situaciones emocionales los desborden, a medida que van creciendo será más probable que cambien esa petición de ayuda al grupo de iguales.


 

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